Epílogo

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Nick

__ No quiero que aquí entre tu egocentrismo. - advierte Meredith mientras cruzamos el portón de la escuela. - Todos calmados, sin presumir quienes somos o que tanto tienes.

__ No soy quién debe llevar esa advertencia. - alego retomando la mano pequeña del niño que quiere correr como si estuviera en una maratón. - Dile a Mikel que lo tome en cuenta.

__ Va para los dos. - levanta la voz un poco más. - Hijo no le hagas tanto caso a tu padre en esta ocasión y mírame.

Se pone de cuclillas para arreglar su traje deportivo ya que la dicha competencia es en parte, en la cancha deportiva.

__ Seremos cordiales, no veremos esto como un reto real sino que solo se trata de un tiempo para compartir con las demás familias ¿está bien? - le arregla el pelo como si una vaca lo haya lamido en lo que Mikel se arregla los lentes. - Sonreiremos, seremos unos buenos competidores que ganen o pierdan no sentirán más que alegría.

__ Sí mami. - contesta mi hijo en lo que apago el móvil para que nada interrumpa este día.

__ Va para tí también. - señala. - Nada de decir quién eres porque eso no tiene nada que ver aquí.

__ Sí, señorita bonita. - aunque no me iba a poner en comentarios que nada de intervención podría tener, pero no le digo nada más.

Caminamos siguiendo a Mikel, mi hijo de seis años que fue trasladado a esta escuela al hacer un cambio de casa hace apenas unos meses. En la antigua no dejaban de tomarle fotografías que odiaba tener que ver en los periódicos, porque no tenían reservas en exponerlo a que más le hicieran la vida imposible a un pequeño que solo quiere ser él mismo.

Así que, aunque no nos gustara tener que hacer un cambio decidimos hacerlo.

Mayor seguridad, más discreción y voluntad de las maestras al no revelar quienes somos, ayudó para escoger este lugar.

__ ¡Buenos días, familias! - exclama una mujer de cabello corto entrando con quién, supongo es su esposo y una niña corriendo adelante de ambos. - No se sientan mal si pierden, aquí solo habrá un ganador y seremos los Slow.

Me recuerdo que no debo decir nada y me volteo para admirar el gran tapiz floral en las paredes. Es interesante cuando cuento las líneas que separan las flores mientras Meredith es abordada por la pareja en lo que Mikel me copia la acción.

__ No digas nada. - le digo, dando la espalda cuando la mujer se presenta.

__ Tú tampoco. - secunda a mi costado.

La mujer sigue con esas sonrisa de oreja a oreja, pareciéndose al gato de Alicia en el país de la las maravillas.

__ Mi esposo, Dave Slow, gerente de una importante compañía perteneciente a una franquicia de una de las familias más importantes del país. Es uno de los empresarios más famosos de los medios. - presume la esposa. - Tenemos dos años ganando este concurso y con este serán tres. ¡Siempre los mejores!

__ Un gusto, Rose. Soy Meredith y este es... - Mikel me toca la pierna para que me dé la vuelta.

__ Nickolas King. - me presento. Meredith me observa de soslayo esperando no sé qué mientras se forma un silencio incómodo porque no soy bueno para presentarme si no es de negocios. - Que bonita...escuela.

Veo a Mikel jugando solo con el cierre de su buzo y me aproximo a él antes de ser detenido por su madre.

__ No seas modesto, amor. - se me pega al brazo. - Les diré yo.

No entiendo de qué habla, pero se le nota molesta.

__ Mi esposo es el dueño y CEO global del conglomerado más grande y famoso que hay en estos momentos ¿cierto cariño? - enarco una ceja. Se supone que aqui solo seríamos los padres de Mikel, pero es ella quien ha iniciado a decir de lo que somos dueños.

Destino forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora