Capítulo 34

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Nick

Su mirada encuentra la mía, enmedio de la aglomeración formada, sonríe y eleva sus comisuras con una cálida sonrisa a tiempo que se echa a correr enmedio del pasillo del aeropuerto, en el cual solo la espero con los brazos abiertos cuando se lanza a mi cuello.

Verla después de semanas fuera del país, es la mejor manera de regresar. Los viajes constantes me han tenido de un lugar a otro todos estos meses. Pero con Daniel hemos podido abarcar cada negocio, siendo ayudados por nuestro equipo intermediario. Y al fin verla después de días en los cuales solo era posible por una cámara, es reconfortante.

Hundo mi nariz en su cuello elevando su cuerpo por el aire hasta que se separa dando la oportunidad de besarla a mi antojo. Llenando su cara de besos para hacerla sonreír. Eso es gratificante.

__ No te diré que extrañé tus besos. - dice enmedio de besos. - Ya lo has notado.

__ Pero me gusta cuando lo dices. - alego retomando la maleta para arrastrar hasta el auto. - Creí haber escuchado que irías al médico ¿Ocurrió algo?

__ Nada.- rodea el auto en lo que abro el maletero. - Olivia se sentía mal, pero lo solucionamos rápido. Le dieron un antibiótico y mejoró notablemente.

__ De seguro se golpeó de nuevo con la estatua de bronce. - me río recordando lo que ha pasado desde que llevé esa figura llamativa al local. - Tendrás que moverla para evitar accidentes futuros.

__ Lo haré mañana. - enciende el auto. Enarco una ceja ignorando a MK que está llamando, seguramente para confirmar o cancelar la invitación. - ¿Qué?

Una sonrisa de soslayo es lo que me da al preguntar en silencio.

__ ¿Que día es mañana, florista? - cuestiono sin embargo solo se ríe más. - Al parecer soy el único que tiene en mente que mañana hay una boda a la cual por obligación hay que asistir.

__ ¿Obligación? No sabía que eso representaba una obligación para usted, señor King. - sigue viendo la carretera.

__ Sabes de lo que hablo. - leo el mensaje que llegó con una confirmación. Estará en la ciudad y quiere asegurarse que no salga corriendo. - ¿Irás a trabajar mañana? Se supone que ese día lo ocupan para hacer cosas de...

__ ¿Estás indignado? - alcanza mi mano. - No voy a faltar si es lo que te preocupa. Además, no voy a trabajar sino a dar las últimas instrucciones a las chicas. Tal como seguramente lo harás con Daniel.

Su excusa no es más que una evasiva. Estos meses he aprendido a leerla mucho más de lo que antes lo hacía y si podía esconder algo de mí, ahora puedo saber que lo hace.

__ No me dirás qué pasa ¿Verdad? - amplio el panorama. - Seguiremos actuando como que tú no escondes algo y yo que no sé que lo haces.

__ ¡Oh, mira! Estamos llegando. De seguro Rita tiene los ojos pegados en el auto. - comenta cómo si nada. Achico los ojos, no me mira y eso es suficiente para confirmar lo que ya sabía. Sí ocurre algo.

Es una mala mentirosa. No sé cómo logramos tanto su pudo hacerlo tan bien en circunstancias tan difíciles.

Detiene el auto y solo niego enmedio de risas antes de salir.

__ Fingiré que te creo, señorita bonita. Pero a la próxima, no te escapas.

Introduce la llave en la puerta y tal como dijo, Rita ya esta esperando de brazos abiertos con una enorme alegría. Mi vieja se caracteriza por dos clases de actitudes, me recibe enojada por algo que hice o emocionada por algo que...pude haber hecho sin darme cuenta.

Destino forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora