A ti...

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POV LISA

- ¿Estás mejor? – Indagó mi hermana al verme salir de la ducha. Asentí.

- Ven... - Extendió sus manos para que pudiera acostarme a su lado en la cama.

Ella empezó a acariciar mi cabello, sin importar que aún esté mojado. Me relajaba tanto sentir sus suaves manos acariciándome.

Solíamos estar así con nuestra madre, ella siempre nos arropaba y nos susurraba al oído cuanto nos amaba y que, cualquier problema que tengamos, esto se iba a solucionar.

Entiendo que Rosé, no esté en su mejor momento, pero aún así seguía tomándose muy enserio el papel de la hermana mayor, y ahora estaba aquí conmigo sin juzgarme o sin importar nada más.

Definitivamente no podía haber tenido una mejor hermana, y yo no pude haber pedido ninguna otra.

- ¿Quieres hablar de ello? – Preguntó con suavidad.

- No lo sé, no sé ni por dónde empezar. – Dije riendo amargamente.

- Pues empieza desde el principio pequeña.

- Rosie... - Reté, ella sabe que no me gusta mucho que me traten como una niña pequeña.

- Déjame hacerlo, aunque sea esta vez, por fi... - Junto sus manos en modo de súplica. - Déjame mimarte mi pequeña. – Volvió a repetir como si nada haciendo que girará los ojos.

- Ok, está bien. – Abulté mis labios en un puchero, ya no había caso, necesitaba de ella.

- Ves... luego te andas quejando. – Me iba a apartar enseguida, pero la presión que hizo sobre mi cabeza evitó que me levantara... ¿A eso le llamaba mimar?

- Ya sé... ¿Qué te parece si tomamos, y mientras hablamos sobre todo lo que nos duele? – Propuso. No era una mala idea, por un lado, obviamente, pero tampoco me veía tomando, aunque lo necesitaba, ya a la mierda con esto.

- Sí, creo que lo necesitamos. – Acepté luego de pensarlo bien.

Ella se levantó rápidamente a buscar las llaves para salir y traer cualquier cosa que contenga alcohol, se le veía un poco más animada y eso por un lado me quitaba un peso de encima. Realmente no quería agobiarla con mis mierdas, pero debo admitir que la necesito tanto en estos momentos.

- Vuelvo enseguida. – Avisó y yo asentí.

Ahora me encontraba sola en la habitación, la lluvia cesaba de a poco, y de nuevo los recuerdos y la incertidumbre agobiaban mi mente.

¿Jennie habrá entendido lo que le dije?, ¿habrá comprendido mis sentimientos?, ¿me estaré equivocando en no decirle frente a frente cuanto la amaba?

Tantas preguntas sin respuestas; tantos sentimientos no correspondidos; tanta mierda acumulada. Desearía no amarla, desearía poder olvidar cada partícula de su cuerpo, cada sensación causada por sus besos y caricias, desearía no haberla hecho mía ese día.

Maldita sea Jennie Kim, desearía no amarte como lo estoy haciendo.

- Que no Talia, por el amor de Dios, déjame en paz. – Era la voz de mi hermana que retumbaba al otro lado de la puerta. Sin pensarlo dos veces me aventuré a averiguar lo que estaba sucediendo.

- Roseanne, solo quiero saber cómo estás, ¿es tan difícil de entender eso? – Reprochó la otra chica.

- Acá la que tiene que entender eres tú... lo arruinaste, y solo te pido una cosa. – Mostró su dedo índice en referencia. - ¡Que me dejes en paz! – Soltó con enojo, ella daba miedo.

La amo a ella, Lisa - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora