Capítulo 8

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El inicio de semana parecía estar en calma, las clases pasaban lentamente y la incertidumbre de la pelinegra incrementaba con el paso de los minutos, quería saber qué había pasado el fin de semana entre Eddie y la porrista.

La campana sonó para indicar que la hora del almuerzo había llegado, salió rápidamente hacia su casillero para dejar algunos libros y se encontró de nuevo con una nota que cayó apenas abrió la pequeña puerta de metal, "hoy te ves preciosa, no dejes que nadie te diga lo contrario".

Discretamente Harper miró su ropa, no podía creer que esas palabras fueran del todo ciertas, soltó una leve risa de solo pensar que a alguien le parecía "lindo" su outfit, que básicamente era un hoodie grande de color verde, pantalón negro y botas al estilo militar, no era la gran cosa, sabía perfectamente que el sobrenombre que le había puesto Munson no era porque si, ella solo usaba ropa extra grande y le resultaba difícil creer que su estilo fuera atractivo para alguien.

Al llegar a la cafetería repitió la misma rutina de todos los días, tomar la bandeja con los alimentos y dirigirse de inmediato a la mesa del Hellfire Club para dejar su almuerzo frente a Munson sin decir palabra alguna. Se había acostumbrado a la cara de desaprobación de los amigos del metalero ante ese acto, pero no quería darle importancia, ni se esforzaba por decir palabra alguna. Lo único cierto es que desde que había hecho el trato con el friki nadie más la había molestado, era como si no existiera e ignoraban su presencia.

Turner salió de la cafetería para dirigirse a las gradas fuera de la escuela y sentarse debajo de ellas para que nadie la viera, había encontrado paz en aquel lugar. Tomó su mochila y sacó de ella un pequeño muffin de chocolate, sus ojos brillaron al verlo y moría por darle un mordisco, así que se sentó derecha, lo tomó en sus dos manos, cerró los ojos y cuando se disponía a dar la primera mordida escuchó que alguien aclaraba su garganta.

-Turner

-¿Munson?

-¿qué haces aquí?

-eso mismo te pregunto

-tenemos algo de qué hablar y no quise esperar

-te escucho

-pero primero -se acercó y tomó en sus manos ese pequeño muffin- quiero el postre

-Eddie noo...-la cara de Harper cambió radicalmente, sus ojos se entristecieron más de lo común al ver como el castaño se devorada su panquecito- eso era...era mío

-era -dijo con desinterés- y estaba delicioso

-¿qué quieres? ¿no te basta con mi almuerzo? -preguntó molesta-

-cálmate niña, solo es un muffin -frunció el ceño y pasó con brusquedad el último pedazo que aún tenía en su boca- quiero que me expliques una cosa...¿porque mierda yo no sabía que trabajabas en la casa de los Cunningham?

La pregunta le cayó como un balde de agua fría, desde un inicio ella quiso decirle, pero no le parecía información relevante así que ahora tenía que ser sincera.

-Munson no pensé que debía decírtelo, pero ya que tocas el tema pues si... trabajo algunos fines de semana en la casa de los Cunningham -hizo un pausa para organizar sus palabras- solo lo hago cuando me piden hacerlo y es básicamente ir a limpiar la casa, por eso se algunas cosas de Chrissy, como sus gustos y esas cosas...pero no somos amigas

-eso está más que claro, mi Chris no podría ser tu amiga -las palabras se clavaban como puñales en el pecho de Turner, le dolía cada vez que alguien la hacía sentir insuficiente, pero no era capaz de defenderse- y ahora que lo sé quiero que te mantengas alejada de mí, no quiero que se dé cuenta que tú me ayudas a conquistarla, perdería toda mi credibilidad y eso no lo pienso permitir

Thunder | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora