Capítulo 58

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San Diego, California

1988

Si tan solo algo o alguien pudiera dar aviso de que a lo lejos se avecina una tormenta de esas que dejan desastres y una que otra víctima mortal, tal vez los pasos apresurados se convertirían en una carrera por salvaguardar y proteger a aquellos a quienes se ama con el corazón, pero la triste realidad es otra. Nadie está preparado para afrontar las dificultades de la vida y menos cuando todo está en calma.

-¿Están seguros de que no se van a matar antes de llegar?

-nena, no tienes porque preguntarlo

-¡Oye! -exclamó el castaño- solo yo le puedo decir nena, respeta

-y si no ¿qué?

-sí no...

-¡Basta! -se interpuso entre los dos- ¿Ahora entienden porque temo a que se vayan juntos en un mismo auto?. Parecen un par de niños peleando.

-lo siento

-pues yo no

-Billy...

-esta bien, lo siento -dijo de mala gana- ¿ya podemos irnos?

-vayan con cuidado y por favor -su mirada se clavó en el rubio- los quiero de regreso antes de las diez ¿entendido?

-no te preocupes -Eddie se acercó para abrazar a Harper y darle un último beso antes de salir- pórtate bien en mi ausencia

-¿cuando me he portado mal?

-mejor no me hagas hablar -insinuó coqueto-

-¡Eddie!... ya vete

-me gusta ver como pasa el tiempo y aún así te sigues sonrojando con mis inocentes palabras

-de inocentes no tienen nada. -susurró al oído para no incomodar a Hargrove que los miraba con cara de asco- Diviértete y procura no tomar tanto.

-adiós preciosa. Te quiero

-y yo a ti

-¡Agh! -bufó- ¡Ya vámonos Munson!

Desde que Billy había acompañado a Harper de regreso a casa, la relación con Eddie había mejorado notoriamente, aunque ninguno estaba dispuesto a aceptarlo. Por más extraño que pareciera, los dos hombres más importantes en la vida de Harper se parecían un poco. Ambos compartían el amor por la música y los autos; el Camaro de Hargrove le encantaba al castaño. De a poco empezaron a encontrar más gustos similares y las conversaciones sobre motores parecían interminables, al punto de arrullar a la pelinegra y hacerla quedar dormida en brazos de Munson mientras ellos continuaban hablando de temas que ni ella entendía, pero le alegraba ver el paso que daban para tener una mejor relación.

Habían avanzado tanto que al poco tiempo la pareja decidió pasar un fin de semana en casa de Billy y así poder asistir a un evento deportivo muy importante. Además, por primera vez el rubio de pantalones ajustados permitió que Munson condujera su amado Camaro azul. El rugido del motor le erizó la piel al metalero, sentía la adrenalina por conducir a una velocidad que de seguro Harper no le permitiría y le emocionaba saber que pronto él también podría comprar un auto igual o mejor que el de Billy, solo era cuestión de trabajo duro y con rapidez lo lograría.

El tráfico parecía estar a favor, en todo el camino Eddie conversó con su copiloto sobre quién ganaría la final del Super Bowl; si Washington Redskins o Denver Broncos. El castaño le iba a "The Skins", su tío no apoyaba un equipo en especial, pero por alguna razón le gustaba Washington Redskins y esa era razón suficiente para que Eddie apostara a favor de ellos; mientras que Billy y Luke le apoyan al equipo contrario.

Thunder | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora