Capítulo 29

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Al llegar a casa Harper notó que había algo sobre el mesón de la cocina y se acercó para ver que era, encendió la luz y pudo ver con claridad unas bolsas llenas de víveres y una nota que reposaba sobre una de ellas.

Mi querida Harper

Me he enterado que lastimosamente por tener un corazón tan generoso has perdido tu empleo y creo que esto te puede ayudar un poco. También deje algo de dinero sobre tu mesita de noche para que hagas uso de el como mejor te parezca.

No quiero que te asustes, no estoy en tu casa así que puedes dormir con tranquilidad.

Siento mucho lo sucedido pero a la vez me alegra, eres muy joven para estar trabajando, sin embargo, sé que no te quedarás con los brazos cruzados mientras el sinvergüenza de tu padre regresa, así que espero consigas un nuevo empleo pero no dejes de lado tus responsabilidades con la escuela.

Pronto nos veremos.

Con cariño: G

De nuevo la paranoia se apoderó del cuerpo de la pelinegra, se quedó inmóvil y su mente se nubló, sentía miedo y era tarde para llamar a la casa de los Munson así que como pudo tomó el teléfono y marcó el único número que sabía podría tener respuesta.

-¿Harper? -se escuchó al otro lado de la línea, su voz daba a entender que estaba durmiendo- ¿Por qué llamas a esta hora? ¿estás bien?

-No -respondió entre sollozos- alguien me está siguiendo hace días y de nuevo se atrevió a entrar a la casa

-¡¿Qué?! ¿sabes quién podría ser?

-no, solo firma las cartas con una maldita G

-¿conoces a alguien con esa inicial?

-si...pero no creo que sea él -respondió dudosa-

-Nombre -la preocupación era evidente-

-Gareth... pero es imposible

-¿cómo estás tan segura?

-es mi amigo, además hoy estuvimos en la casa de Eddie y me resulta casi que imposible que él haya tenido tiempo de dejar estás cosas en mi casa cuando sé que después de la escuela fue directo con Munson

-¿qué mierda hacías en la casa del friki?

-larga historia -Harper miraba su alrededor con temor, sus manos temblaban y aunque quería ocultarlo dejó salir sus lágrimas- el punto es que no me siento segura aquí y si algo me pasa quiero que por lo menos alguien lo sepa

-¿dónde está Marcus?

-se fue hace unos días y no ha regresado

-no me gusta para nada que estés sola, deberías decirle a tus nuevos amigos -dijo con sarcasmo-

-no quiero preocuparlos

-¡Maldición Harper! -soltó con furia- te pueden estar matando y no quieres preocupar a tus amigos frikis pero ¿a mi si?

-lo siento, pero sabes que hay cosas que no puedo contarles

-déjame pensar que podemos hacer, por el momento quiero que tomes ese maldito bate que tienes en la puerta y revises toda la casa -ordenaba con seriedad- y cierra muy bien las puertas y ventanas

-eso haré

-por favor no llores, tienes que ser valiente -su tono sereno le dio algo de tranquilidad a la pelinegra- ya se me ocurrirá algo, solo déjame pensar. Ahora has lo que te digo, yo le avisaré a Hopper

-¡Noo!

-claro que sí y no es discutible

Harper se quedó hablando sola, pero en el fondo sabía que tenía razón y debía revisar la casa con valentía y con la esperanza de no encontrar a nadie. Empezó por la planta baja y efectivamente estaba sola, luego continuó por las escaleras y a paso lento con el bate en sus manos subió pero no encontró nada, solo un silencio que se esparcía por toda la vivienda.

Tal como lo leyó en aquella nota, en su mesita de noche había dinero, lo suficiente para suplir sus necesidades de unas tres a cuatro semanas, no quería aceptarlo pero tampoco podía rechazarlo o devolverlo, no sabía quién era el sospechoso individuo que de nuevo la estaba espiando, así que decidió guardarlo en su cajón.

La sirena sonó y Turner corrió la cortina de su ventana para ver a Hopper recargado en su camioneta mirando hacia su cuarto, le hizo una señal para que bajara pero la chica le indicó que se acercara a la puerta principal.

-Jim -dijo al abrir y mirar el rostro de preocupación del jefe de policía-

-ven aquí -un abrazó de protección le hizo sentir a Harper que estaba a salvo- ¿Por qué no me dijiste nada?

-no lo sé -respondió cabizbaja-

-entremos, hace frío

Hopper volvió a inspeccionar la casa, revisó cada lugar y se aseguró que efectivamente estuviera vacía. Le preocupaba que la chica estuviera sola y más cuando se enteró que Marcus se había ido hace algunos días dejándola a la intemperie.

-me quedaré todas las noches hasta que tu padre regrese

-no hace falta Jim, estoy bien

-no te estoy preguntando, te estoy informando- la pelinegra sabía que no iba a ganar una discusión con Hopper así que solo se resignó, pero en el fondo eso le daba tranquilidad- necesito que me cuentes todo, debemos atrapar al maldito que te que está acechando

Con lujo de detalle Harper le contó a Jim desde cuando estaba recibiendo las cartas y le mostró el origami que había dejado el individuo, todo era tan extraño pero a la vez parecía tener buenas intenciones, el de bigote identificó un patrón repetitivo y era que el sujeto se preocupaba por el bienestar de la chica y nombraba que pronto se verían.

Después de la extensa conversación, la pelinegra se fue a descansar dejando a Hopper en el sofá con algunas mantas y una almohada, el jefe de policía durmió incomodó pero nunca soltó su arma de las manos, la tenía sin seguro por si algo pasaba durante la noche.


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Ya casi sabrán con quién habla Harper por teléfono, tengan paciencia 🫣

Thunder | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora