⸺¡Separémonos! ⸺gritó Daniela⸺. Vleick, tú ve con Joseph y yo iré con Ricardo. No va a saber a quién perseguir. ¡Vamos, ahora!
Si la situación no fuese de vida o muerte, le habría reclamado por ponerme con él; parecía que hasta deseaba que la tensión entre nosotros creciese. La visión del dragón levantando el vuelo sirvió para persuadirme de que aquello era una estupidez. Joseph y yo obedecimos a Daniela y corrimos hacia la izquierda. Pasé muy cerca de las llamas, el calor fue como un augurio de lo que sucedería si dejaba que el dragón me atrapase.
Entonces vino a mi mente una conversación que tuve con Marta. Ella era una hechicera de transmutación y conocía todo sobre los azrales.
⸺Puedes hacer que produzca una materia diferente a la que están hechos, pero ningún azral vivirá mucho tiempo si usa la materia de la que está hecho para atacar. Por ejemplo: si es de metal, no podrá lanzar balas de metal por la boca. Si quieres que lance fuego por la boca, la cosa cambia.
¡Eso era! El dragón no lanzaba fuego porque, para ello, usaría su propia materia y el proceso acabaría consumiéndolo por completo. Raised se había preocupado más por impresionar que por construir algo que le sirviese de verdad en una batalla.
⸺¡Agáchate! ⸺exclamó Joseph.
Se lanzó sobre mí. Rodamos varios metros hasta que la pared de una casa nos detuvo. Los brazos de Joseph me aprisionaban tanto que, por más que me removiese, no conseguía escapar.
Me quedé de piedra al ver la capa de hielo que cubría el pavimento. El dragón rugía mientras reposaba en el techo de una casa. Atisbé un resplandor azul bastante leve saliendo de su garganta. De no ser porque la pared delantera de la vivienda le impedía vernos, ya estaríamos congelados.
Había subestimado a Raised de nuevo: crear un monstruo impresionante y fuerte en batalla no le habría costado mucho. Y de seguro tendría a algún otro acechando por allí sin que nos diéramos cuenta, expectante ante el mínimo error que cometiéramos.
El dragón movió la cabeza de lado a lado. No olfateaba, se guiaba sólo por su vista. Ese era su punto débil: Raised no lo imaginó con la capacidad de oler a sus presas. Por eso no descubrió a mis amigos cuando escaparon y tuvo que recurrir a la multitud para ir tras ellos. Cuando un azral era creado, sus condiciones ya no podían cambiarse, así que a Raised le tocaba lidiar con su propio error. No era una falencia muy grande si lo comparábamos con las otras habilidades del dragón, sin embargo, debía considerar cualquier aspecto en el que flaquease.
⸺Los azrales mueren cuando les cortas la cabeza ⸺susurró Joseph.
⸺Sí, ¿y cómo le vas a cortar la cabeza a un monstruo así?
⸺Dijiste que el lomo del dragón no quemaba, ¿verdad?
⸺Así es.
⸺Entonces es sólido. Raised no debió cambiarle la textura a su piel.
⸺Sigo sin saber cómo vas a cortarle la cabeza.
⸺Yo sí. Sígueme. Vamos a correr unas cuantas cuadras y después vamos a dejar que nos vea y nos persiga.
Le habría pedido que me explicara todo el plan, pero comprendí que el tiempo no nos sobraba. Salimos corriendo, muy pegados a las viviendas y tratando de que la oscuridad siempre nos cubriese. No encontramos oficiales por ningún lado, un signo de que se habían marchado al lugar de la explosión para averiguar lo que había sucedido. Un suceso como ese no lo pasarían por alto. Mi jugada había funcionado mejor de lo que esperaba: había creado también un distractor.
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Metaficción
FantasyLos límites entre la ficción y la realidad ya no existen. Tras abandonar una saga de libros que lleva escribiendo durante años, los personajes de Ricardo saltan al mundo real y esparcen el caos. Ricardo sabe que es el único que puede detener aquello...