- Aún no sé como llegué aquí en primer lugar. - Ese era el único pensamiento de Luz en aquella mañana de invierno.
La brisa agradable y gélida de enero se colaba por las rendijas de la ventana de cristal, que ocupaba aquel hermoso lugar. Mashavee's Bride era un lugar bastante codiciado por las nuevas novias, que anhelaban encontrar el vestido ideal, ese que sería diseñado especialmente para ellas, y que reflejaría cada aspecto de su personalidad de una forma única y original.
Todos esos clichés encajaban perfectamente en la sinfonía emocional de Luz, sin embargo, no en esta ocasión, no forzadamente.
Puesto que nada que se haga a empujones sale bien.
Boscha no era la persona más cursi, pero conocía el trabajo de Masha por las conexiones que la cadena de vestidos de novia tenía con Industrias Blight & Jane, y por recomendación del ojo público, logró agendar una cita para que la diseñadora rusa, que en este momento se encontraba trabajando en su local de Seattle, se tomara un día específico, para crearle a Luz un momento especial, eligiendo su vestido, y transformando este con ayuda de los artistas que la asistían. Por estar cortos de tiempo, y la boda ser en tan solo cuatro días, no podrían realizar un vestido desde cero.
Sin embargo, nadie allí estaba tan atento al vestido en realidad.
Todas las miradas rodeaban a la casi señora de Blight, aunque la susodicha estuviera ajena a los murmullos, no tanto como Boscha.
Luz parecía estar bien con esto. Estaba bien con todo en realidad. Dijo textualmente que le daba igual, que hasta se casaría en pijama. Pero aunque a Jane no le entusiasmara la idea de esta farsa, estaría ahí para apoyar a Luz, y para asegurarse de que se viera hermosa ante los medios, sabía lo cruel que podrían ser con las críticas.
Esta boda, después de todo, era la única alternativa.
Sin embargo, muchos discreparon con que Jane eligiera estar del lado de la desconocida en vez de estar apoyando a su amiga.
En esta ocasión no pudo estar presente primero para ella, Amity era testaruda, y no había querido hablar con nadie desde aquella tarde en que todos supieron del compromiso de forma premeditada por Odalia.
Pero después de todo era su amiga, su socia, su colega, su uña y mugre, su mentita cabeza hueca, y la apoyaría en este momento de tensión, sin importar que.
- ¿Segura que puedo irme? ¿Vas a estar bien cuando lleguen tus hermanos? - Cuestionó Boscha, mientras sujetaba los hombros de una Luz cabizbaja y poco entusiasta, le resultaba muy raro y triste verla así. Solamente le asintió en una respuesta positiva. Boscha suspiró.
- Te dejo en buenas manos. Vendrá alguien también a ayudarte a elegir un tipo de ramo. La florista que envié es, la mejor de todas. Es, una vieja amiga. Alguien, muy importante para mi. - La mirada de Boscha se tornó nostálgica. Esto hizo que por primera vez en el día la vista de Luz se alzara para mirar a la peli-cereza.
No habían pasado demasiado tiempo juntas, pero ya se conocían demasiado bien para ocultarse cosas.
- ¿Es esa chica de la que me hablaste? - Boscha solo asintió y le sonrió. No hacía falta decir más. Aún asi, Jane intervino retrocediendo, justo antes de marcharse.
- Luz yo, soy una mala persona. Me considero a mi misma alguien muy soberbia, egoísta, autoritaria, y sobre todo cínica. Nunca he sabido preocuparme genuinamente por alguien más que mi colección de bolsos de Louis Vuitton. Y luego llegasté tú. Ver tu inocencia personal y como lograste cambiar a una persona como Amity de la noche a la mañana me dejó mucho que pensar. De alguna manera gracias a ti estoy empezando a ser más empática. Pero sólo en secreto, ¿eh? No quiero perder mi estátus. Sólo por quien lo valga. Ojalá hubieran más personas como tú. - Luz no dijo mucho, dejó que sus acciones hablaran por ella, tan solo abrazó a Jane sin más, en señal de agradecimiento a sus significativas palabras, y a todo.
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𝘍𝘪𝘳𝘦𝘸𝘰𝘳𝘬 ❊ 𝘓𝘶𝘮𝘪𝘵𝘺
FanfictionLuz Noceda amaba todo, aunque tuviese que conformarse con mirar constantemente el mundo a través de sus ventanas de cristal. Con ganas intensas de tocar hasta la última gota de lluvia sumida en el césped, con las plantas de sus pies. La libertad par...