9↠✰ 𝘓𝘢 𝘊𝘢𝘮𝘦𝘭𝘪𝘢 𝘺 𝘦𝘭 𝘛𝘢𝘭𝘭𝘰 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘱𝘪𝘯𝘢𝘴. ✰

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La brisa invernal invadía el curso del aire en aquella tarde tan tranquila, donde los copos de nieve habían cesado y se podía disfrutar de aquel manto blanco y frío con la vista. Era un clima agradable para algunos más que para otros.

¿Cuál es el significado de la vida después de todo?

Hay preguntas que siempre son constantes y las respuestas varían dependiendo de las personas que se las formulen. Es tan inexacto como todo en la vida, pues el futuro puede cambiar en un parpadeo, también los días.

Abeces llevar tanta carga mental en buscar una respuesta específica termina quebrando. Y como todos los seres humanos somos distintos depende sólo de nosotros soportar el dolor, buscar un alivio.

Como hay distinción se marca un curso. Y ese era el mayor desemboque del asunto, ser distinto. ¿Por qué? Porque todos tenemos una respuesta propia para nuestro significado de vivir.

Unos viven por algo, otros viven por alguien. Otros simplemente viven sin vivir, es irónico. Y hay quienes viven poco, o viven mucho y no tenían o tenían ganas de vivir, también viceversa, es un bucle.

Para muchos la vida es una monotonía solamente, una de la cual no se puede escapar por más que intentes buscar una salida.

Y ese, ese era el caso de Hunter.

Sus pasos se perdían hundiendo sus botas oscuras en el asfalto nevado, y su vista estaba perdida en el cielo azul apagado, esa mañana todo parecía marchar tal y como lo tenía previsto. El ímpetu en su pecho y la desolación del camino le sirvieron de ayuda.

Sólo se preguntaba si aquella Luz seguía brillando en algún lugar lejano a el, y su pecho pareció apretarse ante tenerla en su mente, esperarla, si algún día regresaría, si algún día volvería a encontrar a su pequeña hermana. La ignorancia de Lucía y la presión diaria de Philip habían consumido las pocas gotas que Luz había depositado en su copa.

Ya no tenía nada más.

- Sólo, espero, que algún día, ella me perdone por esto. - Le habló a su subconsciente y se limpió las lágrimas que bajaban por sus mejillas, soyozó nuevamente. Su padre le decía que los hombres no lloran, pero ya nisiquiera estaba seguro de quien era, para este punto su identidad no era apenas nada. Un cero a la izquierda.

El puente de Evergreen Point de Seattle, era un lugar gigante, bastante concurrido, pero hoy, estaba tan desolado, como su pecho. Como pensó antes, no a todos les gustaba el invierno.

Su vista se perdió en el agua que veía debajo de sus pies, a varios metros de distancia, quizás la caída no dolería tanto como pensaba. Pero aquel mar lucía tan gélido, helado, frío, que le aterraba pensar que acabaría así, moriría ahogado y con hipotermia, su cuerpo se congelaría en el fondo, quizás nunca lo encontrarían, siquiera luego de la nevada.

Para aquel entonces ya estaría muerto, Hunter iba con intenciones claras de quitarse la vida ese día.

La voz de su padre, recordándole que nunca alcanzaría todas sus expectativas, los gritos de su profesor de música, ver a su hermana llegar golpeada y drogada a casa todos los días, eran cosas que no podía soportar, su ansiedad estaba tocando límites.

El había sobrepasado sus límites.

Sus medicamentos ya no le ayudaban a controlarse, y cada vez se volvía peor. Aún si luego era criticado, y odiado por haber elegido suicidarse, el decidió que no le quedaba nada más.

Hunter era como una flor, pero una de esas flores que no le llaman la atención al público. Aquellas flores que no tienen esencia.

El rubio suspiró, por última vez y limpió sus lágrimas. Se trepó al puente, y pasó hacía la parte exterior del barandal, la parte que daba hacía la caída al mar, miró abajo y por el vértigo decidió cerrar los ojos. Dió un hondo respiro, y su mirada viajó por los recuerdos de su infancia. Aquellos donde todo era paz.

𝘍𝘪𝘳𝘦𝘸𝘰𝘳𝘬 ❊ 𝘓𝘶𝘮𝘪𝘵𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora