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— Mi amor —

   Una mujer de cabellos albinos castaños se inclino ante su niño de 6 años, le entregó una rosa que consiguio del jardín, apoyo su mano en su cabello y lo acaricio.

—   ¿Como estas hoy mi niño?... Despertaste de buen humor al parecer —

— Estoy bien —desvio la mirada al estanque— Estoy aburrido —

— Quieres ir a jugar con los patos ¿Eh? —miro a la dirección de su niño— Son animales lindos, ¿Porque no juegas con ellos?... —miro de vuelta al menor— ¿O que tal si... Juegas con Cleo?, Sus papas dijeron que vendrían hoy, tal vez puedas esperarla —

— Cleo es tonta —no hizo ninguna mueca solo alzo los hombros con indiferencia— Llora por todo, no me gusta —

    El pequeño escucho una campana sonar, giro su cuerpo en aquella dirección, era el señor de los helados, con este calor era algo refrescante.

— Comprame un helado mamá —

— No traigo mucho dinero ahora cariño, tal vez luego —

   No espero instrucciones, solo se encaminó a donde escucho la campana, la mujer intento detenerlo pero este niño nunca le hacía caso, cuando llegaron con el señor, ni siquiera pregunto si podía, le pidio un helado al señor y este inocentemente se lo dio, cuando lo tomo miro a su mama y lamio el dulce de este.

— Gadiel por favor —suspiro— ¿Cuanto le debo señor? —

— Un dolar señora Aurora —el honbre estiro su mano para recibir el dinero.

   Tomo la mano del niño y lo llevo dentro de la casa, claramente su gesto no le gusto a Gadiel, jalo su mano para que lo soltara, la femina tomo aire para llenarse de paciencia, sonrio al niño para poder hablar con el y se hincó a su altura.

— Gadi, a mami no le gusta que hagas cosas sin permiso, pague esta vez pero no volvere a comprarte nada por hoy —

— Tenias dinero, me mentiste —

— No puedes comer tanto dulce —ladeo la cabeza para poder explicarse y el pequeño lo entendiera— ¿Lo entiendes? —

— Si mama —estiro su mano y dejo caer el helado— Ya no lo quiero —

   Se dio media vuelta y camino a la casa, quería hacer otra cosa, estaba suficientemente aburrido para ir a ver que hacía. Aurora lo miro desconcertado y nego con la cabeza, no entendia para nada a ese niño.

(∆~∆~∆)

— Muchas gracias por su presencia —el hombro extendio su brazo y el albino estrecho su mano.

— El placer es todo mio señor —Gold sonrió y luego lo solto, disimuladamente limpio su mano en su saco.

   Una vez el hombre se retiro, Golden tomo sus cosas, tenía que salir a su vuelo antes de que lo dejara, agradecía tanto que la junta acabara lo mas pronto posible. Espero a su hermano y salieron juntos de la sala de juntas para caminar a la puerta de salida.

— No se como lo haces Gold, pero cierras contratos tan fácilmente —

— La gente quiere cosas simples —aplicable en todo sentido— Solo escucha sus demandas y podras hacer una oferta, siempre poniendo tu interes por delante —

— Si tienes razon, ellos buscan algo de nuestra empresa y ambos tenemos que tener beneficios —

— Si tu lo dices —miro la hora en su celular, era algo tarde.

— Hermanito —tomo su hombro llamando su atención — Llevame al aeropuerto, no traje mi auto y no quiero pagar un taxi —

— Oh Golden —rio ligeramente— Eres tan pobre —

[ You Are Mine Until Death ] [Historia En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora