Podría decirse que el aula de pociones era una de las que mejor había memorizado hasta la fecha, pero en aquel momento y aunque pareciera imposible, no la reconoció. Durante unos instantes se sintió perdida, completamente desubicada. Aún alerta, por si aquello había sido obra de Lucius, mantuvo el agarre de la varita con firmeza. Volteó sobre sí misma y unos segundos antes de lograr por fin ubicar dónde se encontraba, la voz de Snape la sobresaltó. Apenas le dio tiempo a reaccionar, de hecho, ni siquiera sabía de dónde venía, no podía verle. La varita salió despedida contra el suelo, provocando un estallido metálico ante el impacto.
—Expeliarmus —pronunció con firmeza.
El corazón de Rose latía deprisa, asustado. Sabía lo que vendría ahora, y no estaba segura de poder soportarlo. No de él. Por si fuera poco, y para hacer las cosas más difíciles, Snape no movió un solo dedo. No volvió a abrir la boca. Absoluto silencio.
Hasta que lo sintió, aproximándose lentamente por su espalda. Rose cerró los ojos apesadumbrada, sin saber cómo lograría enfrentarse a eso. Snape bordeó el cuerpo de la joven hasta colocarse frente a ella, observándola en silencio. Agitó grácilmente su varita y la bata que portaba (siendo aquella la única prenda que la vestía) se transformó en el uniforme reglamentario.
Tenía que mirarle, tuvo que hacerlo, claro, y cuando lo hizo y se encontró con aquella solemne mirada sintió que el corazón se le encogía.
—Quién —fue lo único que preguntó, casi en un susurro. Sin embargo, ella no respondió, aun sabiendo a qué se refería.
Tampoco era de extrañar, ¿no? Siendo familia de quien era, ¿cómo no iba a saber acerca de esa magia? Los Lestrange no eran precisamente conocidos por su conformismo y su carácter desinteresado, sino más bien por su ambición y su tendencia al dominio y al poder. Estaban estrechamente ligados al Señor Tenebroso, no era de extrañar pues que ella supiera acerca de aquel siniestro invento mágico, ¿no? Bastaba con que hubiera escuchado hablar de ello a su hermano, a Bellatrix o a cualquiera de los que formaban parte del séquito de Lord Voldemort. ¿Pero de ahí a practicar una magia tan oscura como aquella?... ¿Por qué...? Le hubiera gustado preguntarle, pero bien sabía que ni ella misma tenía una respuesta para eso. Y si la tenía, por supuesto que no se la diría.
Aquello cambiaba mucho las cosas. Lo cambiaba todo demasiado. Mancillarse así a uno mismo, con todo lo que conllevaba la creación de un horrocrux. Poco se sabía acerca de las personas que habían conseguido salir con vida después de conseguir llevar a cabo su propósito, pero lo escaso que se sabía, era que la mayoría que lo había intentado había muerto en el intento. Y para ser sinceros, Rose no era ni mucho menos idiota. Si conocía el procedimiento, conocía los riesgos. ¿Qué la había llevado entonces a hacer algo así?
Lo cierto es que no había demasiadas cosas buenas en su vida en el momento en el que se encontraba cuando tomó aquella decisión. Para muchos ese podría haber sido motivo suficiente. Qué más daba, ¿no? No tenía mucho que perder. ¿Pero cuál era el motivo real que la llevó a hacerlo? Para Snape sería fácil descubrirlo, meterse una vez más en su mente y hurgar en sus recuerdos. ¿Pero quería realmente verlo? Verla asesinando a alguien a cambio de algo tan ínfimo. No, no estaba seguro de ello. Lo que sí quería saber era una cosa...
—¿A quién? —volvió a sonar su voz, cada vez más grave, más apagada, más seria.
Rose tragó saliva y volteó la mirada hacia la varita tirada sobre el suelo de manera inconsciente. Mirarle a los ojos en un momento como ese era desde luego complicado.
—A quién —insistió.
—Creo que debería ser yo quien haga las preguntas, profesor.
Y por si fuera poco, ella continuaba con ese comportamiento suyo tan arrogante. Quizá en otra situación él hubiera podido hacer lo que hacía siempre; evitar el conflicto ignorando sus provocaciones, pero en aquel momento y tras lo que acababa de descubrir, poca paciencia le quedaba como para soportar aquello. Snape se abalanzó sobre la alumna, tomándola por el cuello de la camisa, amenazante. Apretó los dientes mientras la miraba. Imposible no recordar la última vez que estuvieron tan cerca... Ahora todo aquello ya no tenía sentido. Ahora no. Ya no.
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Una canción de hielo y fuego | Lucius Malfoy, Severus Snape y tú
FanfictionRose, hermana menor de los Lestrange, lleva muchísimo tiempo sintiéndose atraída por Lucius Malfoy. Ella no está dispuesta a rendirse, y a pesar de sus rechazos y vejaciones luchará por conseguir lo que quiere. Lo que ella desconoce, es que al ser d...