XIII. ALWAYS WAS YOU.

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La joven se quedó con la mirada perdida en aquella figura lúgubre que hacía escasos segundos se había postrado ante sus ojos. Parpadeó despacio aun cegada por los fuertes latidos de su ser, del placer que la embriagaba. Tal vez aquello fue un estímulo lo suficientemente potente como para hacerle creer que allí había estado Él, observándola, viendo aquella impúdica escena.

Los párpados le cayeron como un peso muerto entrelazándose sus propias pestañas, respirando de nuevo de la piel de Lucius, besando su hombro, mordiéndolo despacio aun sin dejar de pensar en lo que acababa de ver -o lo que le había parecido ver-. Lucius aún seguía sobre ella, respirando entrecortado, jadeando costosamente.

Rose cerró los ojos cuestionándose el motivo por el cuál no se estaba sintiendo culpable de aquello, de por qué no se estaba sintiendo preocupada de algún modo por lo que acababa de suceder, de si había sido realmente descubierta. Si había sido una simple ilusión tenía razones para estar tranquila, pero ¿y si no había sido así?

Habían pasado días tras los innumerables incidentes, ya apenas recordaba aquella silueta observándola en la penumbra, ni recordaba cuál fue el nombre que le vino a la mente cuando la vio en aquellas condiciones. Curiosamente había olvidado muchas de las cosas que ella jamás hubiese tolerado olvidar, ¿pero ¿cómo añorar algo que nunca ha sucedido?

Estimado Rodolphus.

Hace unos días que me siento extraña, que he dejado de ser yo, que siento que se me ha sustraído algo que con anterioridad fue de mi propiedad. No logro recordar cuál es mi nombre, cuál es mi vida, cuál es el destino que escogí trazar. Ni recuerdo por qué, ni creo querer hacerlo.

Te escribo porque sé que siempre has logrado arrebatar de mi memoria recuerdos que ni yo misma creí que pudieran ser míos. Porque sé que, si te necesito puedes ayudarme, y porque necesito que me ayudes a dejar de pensar, de creer que me estoy volviendo loca.

Te escribo porque desde hace unos días no dejo de ver cosas. De ver cosas que jamás he visto antes. Pequeñas imágenes que pasan fugazmente por mi mente como relámpagos de lucidez que me recuerdan que me estoy dejando algo. Que estoy obviando detalles que sin duda y por lo que mi mente proyecta son realmente importantes.

Te escribo porque ya no sé qué es real y qué es un sueño, y espero que tú sepas destruir este letargo.

Hasta pronto, tu Hermana.

Rose Lestrange.

Sus ojos se desprendieron de la tinta del papel cuando sintió cómo una fuerte energía se apoderaba de su pecho, haciéndole alzar la mirada hasta unos ojos que la escudriñaban a lo lejos, sin escrúpulos, sin temor a ser descubiertos. Su piel se erizó y sintió una estocada, como si un aguijón hubiese picado en sus brazos. Se puso tensa en seguida y no porque Snape la estuviera mirando. Lo que más la aterrorizó fue que no sabía el verdadero motivo. Él siempre la ponía nerviosa pero aquella forma de reaccionar de su cuerpo no era en absoluto la misma de siempre. Tragó saliva y parpadeó incómoda, frunciendo el ceño, volviendo la vista al papel a punto de terminar de escribir, pero ya había olvidado lo que fuera que quisiera rectificar o añadir, y para cuando quiso volver a sentir aquella punzada ya era tarde, él ya no estaba. Lo buscó al principio disimuladamente, pero ese disimulo duró muy poco. Repasó todo el patio, pero no halló sombra alguna que descifrase su presencia. Ya no estaba allí.

Los días continuaban pasando uno tras otro, cada uno más lento y rencoroso que el anterior, pesando sobre sus hombros que se habían cansado de pensar. Y ella seguía igual, sin saber qué era lo que estaba pasando con su desquiciante mente, sin recibir respuesta de su hermano, sin poder reaccionar ante lo que el destino le depararía. No podía anteponerse, prepararse o enfrentarse a nada sin una buena defensa. Era buena improvisando siempre y cuando el oponente no la hiciera bajar la mirada, en ese caso estaba perdida, y por desgracia aquel era uno de esos indeseables momentos.

Una canción de hielo y fuego | Lucius Malfoy, Severus Snape y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora