- Capítulo 8 -

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Despierto temprano por el ruido, no sé qué hora es pero tengo la certeza de que aún no ha sonado mi despertador. Intento abrir los ojos, pero la luz me encandila y me provoca querer volver a cerrar los ojos. Escucho hablar a Larry en el teléfono, no logro entender qué es lo qué dice pero al parecer mí esposo está arreglando su maleta para nuevamente viajar a San Francisco.

- ¿Larry? - susurro, obligándome a abrir los ojos mientras intento sentarme en la cama.

- Perdón, cariño. No quise despertarte.

- ¿Que ocurre?

- Me adelantaron el vuelo a San Francisco y ya estoy retrasado para irme al aeropuerto.

- Pensé qué te quedarías unos días mas en casa. Prácticamente es cómo si vivieras en San Francisco y vinieras de visita a casa.

- Ya te dijo tu padre que estamos intentando llevar a cabo una sociedad millonaria. Si esto funciona Piper, jamás vas a tener que volver a trabajar cómo abogada y podrás dedicarte a lo qué quieras.

- ¿Estas seguro de eso?

- Muy seguro y podremos viajar, tomar de una vez por todas las riendas de nuestro matrimonio.

- Ojalá así sea y que cuando logres esa sociedad todos tus anhelos se cumplan. Larry, ¿necesitas qué te ayude con algo?

- Ya estoy listo, no es necesario - se sienta en la cama y se acerca a mí- te quiero, Piper. No lo olvides

Soy incapaz de decirle que lo quiero y lo amo, así que solo asiento y acarició la mano que tiene en mí cadera.

- Espero que te vaya bien, Larry. Cuidate.

Larry me da un beso en la frente y toma la maleta para bajar las escaleras e irse al aeropuerto en el taxi qué lo espera afuera de nuestra casa. Me levanto, lo observo por la ventana y le hago señas para despedirme.

Una parte de mí está feliz de qué se vaya y otra parte de mí, sabe que todo lo que está prometiendo no se va a cumplir. Yo conozco a mi padre y se el poder de su palabra, a diferencia de mi esposo que sigue confiando en el.

Me preparo un café bien cargado y me preparo para otro día en la oficina, sabiendo que al menos en está vida solo soy un peón qué está dispuesto a llevar a cabo el juego de Bill Chapman.

*

Pasó a comprarme un capuccino en la cafetería mas cercana a la empresa y apenas llego, siento cómo todo él mundo parece estar concentrado en sus cosas y no en mí presencia.

Se lo qué todos opinan, qué probablemente estoy muy a gusto trabajando para mí padre y qué tengo mí futuro asegurado en la empresa familiar por el solo hecho de tener el apellido Chapman pero no es así.

Lo qué daría por dejar de sentir qué mí vida pasa y qué no hago nada para remediarlo......

Reviso cada uno de los documentos qué debo hacer y corregir, aparentemente mí padre y Larry han estado cerrando muchas alianzas con otras empresas, cómo la de Alex. Lo cuál significaba trabajo extra para mí.

Me distraigo de mis pensamientos al sentir que alguien tocó la puerta. Levanto la mirada de los papeles para ver de quién se trata ya que rara vez, toca alguien tan temprano la puerta de mi oficina.

- Buenos días, Piper - es Sophia, tan radiante y fabulosa a primera hora. Tengo que recordar en algún momento pedirle qué me diga cuál es su secreto.

- Buenos días, Sophia. ¿En qué puedo ayudarte?

- Vine a decirte que te están esperando en la sala de reuniones, la reunión comenzó hace cinco minutos.

En Pausa- ¿Qué pasaría si.....?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora