- Capitulo 11 -

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Exhausta, completamente exhausta me había dejado Piper. Esa mujer tenía el espíritu de una leona, a veces era muy cauta, inexpresiva pero está noche me había sentido cómo su presa.

Deje de contar las veces qué tuvimos sexo, sobretodo cuando la última vez fue un polvo somnoliento. Sentí su placer antes de cerrar los ojos y caer profundamente dormida, completamente destruida.

Y ahora, había abierto los ojos al sentir el frío y él espacio a mí lado vacio. No se qué hora es, probablemente aún sea de madrugada considerando lo oscuro que está la habitación.

Hace mucho que no duermo con nadie al lado y menos en esta casa. Todo se siente tan extraño y a la vez reconfortante.

Intento desperezarme, froto mis ojos y recojo del suelo mis lentes para darme cuenta que Piper no esta a mi lado. Sonrío al recordar cada uno de los momentos que hemos pasado juntas y se que al menos no se ha ido sin despedirse porque su brassier aún descansa olvidado en el suelo de la habitación.

Tomo mi bata que esta sobre el sillón de la habitación de invitados, que hace unos meses se ha transformado en mi habitación y ha dejado de estar disponible para mis amigos o familiares.

Busco a Piper en el baño de la habitación pero al no encontrarla, decido ir en su búsqueda sabiendo que debe estar en algún rincón haciendo el tour que no le hice por su cuenta. Quizás, la curiosidad le había hecho salir de la habitación para curiosear un poco o tenía un poco de sed después de tanta acción.

- ¿Pipes? ¿Donde estas? - la llame pero nadie respondió.

Recorrí cada uno de los lugares en los qué creí qué podría estar en el segundo piso de la casa, sin éxito. Sabía qué solo había una habitación en la qué no había buscado y en la qué podría estar.

Me apresuré a encontrarla y justo cuando Piper iba a abrir la puerta de esa habitación la interrumpí. No podía dejar qué entrara y aunque lo intentara, no iba a poder hacerlo porque esa puerta no se mantenía abierta.

No es que fuera un lugar prohibido, es solo que no estoy preparada para contarle toda esa parte de mí historia y menos en la madrugada.

Sentí mí corazón saliendo de mí pecho cuando alcancé a interrumpir su próximo movimiento, evitando qué abriera la puerta de la habitación al percatarme que una de las empleadas por error la había dejado abierta pese a que les he dicho en varias ocasiones que nadie puede entrar además de mi.

- ¡Alex! ¿Que te pasa? Me asustaste - pone una de sus manos en su pecho y me mira enfadada.

- Tu también me asustaste, te busqué por todas partes y no te encontré.

- No podía dormir y tu dormías plácidamente así que decidí hacer el tour que tu no me diste por tu casa.

- Vamos, regresemos a la habitación. - tomo su mano para llevarla de regreso a la cama.

- Espera.... ¿Qué había ahí? ¿Por qué te pusiste tan nerviosa cuando viste qué iba a abrir la puerta? - me toma de la cintura y me obliga a detenerme en el  pasillo.

- Yo.... -

- ¿Es qué acaso tienes un cuarto de juegos eróticos? ¿Eres acaso una especie de Christian Grey y no me he dado cuenta aún?

No puedo evitar reírme, eso me da tiempo para darme calma y pensar en lo qué voy a decir antes de darle una respuesta.

- Jamas he intentado nada de ese estilo, quizás podrías enseñarme tu secreto Alex alías Christian Grey.

- Probablemente sería mas interesante decirte qué si se trata de un cuarto de juegos eróticos, pero no estas mas qué alejada de la realidad - tomó uno de sus mechones rubios para ponerlo detrás de su oreja-. Te prometo qué más adelante voy a contarte de qué se trata pero no hoy, no ahora.

En Pausa- ¿Qué pasaría si.....?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora