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¿¡Qué hacés aquí!? – El oso se encontraba furioso.

Cada vez apretaba la mano más fuerte cortándole la respiración a Juan.

– ¡N-no.. P-para..! – Dijo Juan con el poco aire que se encontraba en sus pulmones. Pateaba, intentaba zafarse de aquel agarre, pero el oso era demasiado fuerte.

Tanto ruido hizo que Drako regresará por donde vino y se topará con esa escena.

¡Spreen!¡Para, el no es Juan! – Drako empujó a Spreen, quién al escuchar lo dicho por Drako, soltó al hechicero.

Juan cayó al suelo de rodillas mientras tosía. Agarraba su cuello intentando aliviar el dolor que tenía en esa zona.

¿Cómo que no es Juan, boludo?¿Te volviste ciego acaso? – Dijo apuntando al chico castaño que se encontraba en el suelo.

Es un Juan de otra dimensión, no el Juan que conocemos – Drako se acercó a Juan

¿De otra dimensión, de que hablás? – Spreen observo como Drako ayudaba a Juan a levantarse. Lo observó detalladamente y se dio cuenta que ese no era Juan. Había varias diferencias entre el Juan de esa dimensión al aquel chico que atacó.

Pero la diferencia mas notable eran sus ojos y su cabello. El chico castaño tenía ojos miel semejantes al naranja y el cabello corto y revuelto. Mientras que aquel Juan malvado tenia ojos rojos como sangre y el cabello largo, que siempre se ataba en un chongo.

¿Estas bien? – Drako agarro la cabeza de Juan con cuidado y la alzo viendo las marcas de su cuello – Spreen, eres un idiota.

– ¿Cómo porongas iba a saber yo que ese no era Juan, pelotudo? – Reclamó el oso mientras retraía sus filosas agarras - Aguanta wacho, lo siento, pero sos parecido - se dirigió esta vez al hechicero.

Si, entiendo la confusión pero casi me matas oso de mierda – Replicó Juan mirando con odio al oso.

¡Eh! Pará, ¿Porqué tanta agresividad? Ya me disculpé mago de cuarta – Le respondió el pelinegro.

– Pollero pendejo.

Gafotas de mierda.

Argentino descerebrado.

Y empezaron una larga lista de apodos ofensivos.

Drako empezó a mirarlos con ironía, hace menos de 5 minutos, Spreen casi mata a Juan y ahora parecían una pareja divorciada.

|  Estoy vivo  | Juan CubitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora