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Primero, debes conseguir una Flor de la noche Perpetua – Dijo Pato mientras se acercaba a Juan.

¿De la noche Perpetua? Hace mucho tiempo que no voy ahí ¿Cómo conseguiré una flor de ahí? – Junta miró confundido a Pato.

¿Qué poronga es la noche Perpetua? – Le susurró Spreen a Karchez.

Es una dimensión donde la noche es infinita y totalmente diferente a lo normal – Contesto susurrando de regreso Karchez.

Según yo, tu santuario estaba decorado por aquellas flores, y más aún más poderosas – Se acercó Pato al santuario – Puesto que hay cimiento de ellas aquí – Pato tocó con la palma de su mano el suelo e hizo crecer una de aquellas flores brillantes – Puedo conseguir una.

Se acercó a Juan y se la entregó.

No me dejaré de sorprender por eso.

Ahora, aplasta la flor con tu mano, con el brillo que suelta, dibuja un pentagrama grande en el suelo – Siguió explicando Pato.

Juan hizo lo que Pato dijo y se sentó en medio del Pentagrama, de piernas cruzadas y los brazos a los costados.

Bueno al menos sabes un poco, ahora, solo recita el hechizo.

Espera, ¿y no hablaré con los Dioses? – Dijo Juan, ya que si normalmente no hablaba con los dioses antes de conjurar algo, siempre o la mayoría de veces, algo salía mal.

¿Dioses? – Dijo confundido Pato – Aquí no hay Dioses Juan.

Juan quedó perplejo.

¿Y como abriré el portal? – Nervioso Juan miró sus manos, el tenía poder, claro que lo tenía, pero no era capaz de controlarlo, sin su collar, su bastón y los dioses no sabe que cosas podrían ocurrir.

Di el conjuro, es muy fácil Juan – Pato hizo flotar un libro viejo que había guardado y lo acercó a Juan para que esté lo pueda leer – Solo léelo, no te pongas nervioso.

Juan estaba a punto de recitar las palabras, pero una voz habló primero.

– ¿Y no te vas a despedir? – Dijo Drako, sus ojos parecían neutros aunque se veía una pizca de tristeza, y su voz también lo delataba.

Juan se paró y se acercó a Drako. Lo abrazó.

Sabes... Solo una vez pude abrazar al Juan de aquí – Dijo Drako mientras seguía con el abrazo.

Juan se separó un poco del abrazo y miro a Drako.

Y yo solo abracé una vez al Drako de ahí – Juan sonrió – Que irónico ¿no? 

Juan miró hacia sus demás amigos. Se separó de Drako y se dirigió a ellos.

Ven aquí oso de mierda – Y lo abrazó, a lo que el oso no hizo nada, como si no le importase, aunque su parte híbrida lo delataba. Su colita de oso se movía efusivamente y sus pequeñas orejas se hicieron para atrás – Tu también Karchez – Y se fundieron los tres en una abrazo.

Bravo, abrazo grupal – Dijo Pato mientras se tiraba encima de los tres, y Drako también se unió.

Después de ese momento sentimental, Juan se volvió a posicionar tal como estaba antes, sostuvo el libro, y se preparó para leer.

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quamvis factio su- – Y frente a ellos se abrió un extraño portal.

No era como lo que normalmente había visto, era totalmente negro y partículas rojas y magentas salían de él.

Eh, Juan, ¿seguro que abriste el portal correcto? – Preguntó Pato alejándose un poco, para tomar precaución.

Pato, yo no abrí el portal – Juan se empezó a alejar – ¡Alejarse, no se que ocurrió, cuidado!

Pero el portal empezó a absorber pequeños objetos, incluyendo el libro.

¡El libro! – Juan se lanzó para agarrar este pero cuando lo tomó ya estaba demasiado cerca del portal y este empezó a absorberlo.

¡Juan! – Fue lo último que escucho antes de entrar por completo al portal

|  Estoy vivo  | Juan CubitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora