3

1K 93 0
                                    

Los rayos del sol entraban por la ventana de esa pequeña cabaña. Poco a poco Juan empezó a abrir los ojos, despertando en una còmoda cama.

Miró su mano, la cual estaba vendada, al igual que su torso. Un olor apetecible provenia del primer piso de aquella desconocida habitación.

Se levantó con cuidado, abrió la puerta tratado de hacer silencio y se dirigió hacia las escaleras, bajando hasta lo que parecía ser la cocina.

Ahí se encontraba Drako, cocinando una hotcakes, dándole la espalda a las escaleras pero aún así se dio cuenta de la presencia de Juan.

Buenos días, Juan, el desayuno ha está listo – Dijo Drako dándose la vuelta después de terminar de cocinar.

B-buenos días Drako – Juan se acercó al comedor y se sentó al mismo tiempo que Drako llevaba la comida y se sentaba al igual que él.

Se sirvió unos hotcakes y les puso miel que estaba en la mesa. Todo bajo la mirada de Drako.

Así que... ¿Eres de otra dimensión? – Drako empezó a comer.

Si – se creo un corto silencio incómodo.

– ¿Cómo lo lograste? – La duda rondaba por la cabeza de Drako.

No lo sé... – Pequeñas lágrimas aparecieron en los ojos de Juan al recordar sus últimos momentos en se dimensión. Rápidamente con el dorso de su mano quitó aquellas lágrimas – Supongo que fue un d-descontrol de magia o algo así.

Drako miró fijamente a Juan, dudando de sus palabras – Suponiendo que lo que dices es cierto, te tendré que mostrar el lugar hasta que regreses por dónde viniste.

Drako miró fijamente a Juan, dudando de sus palabras – Suponiendo que lo que dices es cierto, te tendré que mostrar el lugar hasta que regreses por dónde viniste

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Despues de aquel desayuno, Drako se cambió y le prestó ropa a Juan para que esté también se cambiara, aunque le quedó un poco grande.

Salieron juntos de aquella cabaña, Drako iba por delante sabiendo que caminos tomar para llegar de nuevo a aquel pueblo, Juan solo lo seguía, mirando al suelo y de vez en cuando a Drako.

Todo el cielo se encontraba azul, unas cuantas nubes tapaban el sol y había un brisa agradable, creando un ambiente muy tranquilo.

¿Te puedo hacer una pregunta, Drako? – Pregunto Juan dirigiendo su mirada a el susodicho.

Ya lo hiciste – Miro a Juan con cara de burla recibiendo una mirada de fastidio – Si, dime.

¿Por qué está tan abandonado todo? Sin ofender, el pueblo se ve de la mierda.

Te contare pero luego me contarás de tu dimensión también ¿va? – Extendió su mano hacia Juan.

Va – Estrecharon sus manos

|  Estoy vivo  | Juan CubitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora