11

726 77 12
                                    

Luego de esa larga pelea Spreen se ofreció a acompañarlos en caso de que alguien más confundiera a aquel Juan de otra dimensión.

– Así que sos de otra dimensión – El empresario caminaba atrás del hechicero y Drako caminaba al frente.

Si si, no me digas, lo sé, soy increíble – Dijo Juan creyéndose toda una diva.

– No, iba a decir que sos re pelotudo – Juan le dedico una mirada asesina – En plan, acabaste en esta dimensión y no sabés ni como – Spreen balanceaba su espada siempre atento a los alrededores.

En realidad fue una forma de defensa, idiota – Juan empezó a formar chispitas de sus manos formando un pequeño holograma de un portal – Creo que en realidad en mi dimensión debí morir – Juan miró fijamente aquel holograma.

Bue Boludo, no te preocupés por eso y concentrate en regresar – El oso paso su mano por el holograma, borrando este.

Para eso necesito ir al santuario.

Y siguieron caminando. Pasaron por la pollería de Spreen y por la heladería de Aroyitt.

Antes de poder seguir su camino, se escuchó un movimiento en unos arbustos.

El híbrido de oso enseguida volteo para ver qué había causado ese sonido pero enseguida se escucharon pasos al otro lado.

Juan le susurró a Spreen
¿Qué se supone que no hay nadie aquí? 

Spreen saco poco a poco su espada en caso de tener que proteger a Juan.

¿Y de dónde poronga creés que salí yo? – Se puso alerta escuchando murmuros en lo bajo – Obvio hay más gente que se quedó.

Del arbusto salió disparado un chico con traje blanco con morado y amarillo y una bandana morada, al igual que sus ojos heterocromáticos, uno morado y otro amarillo. De entre sus cabellos blancos, sobresalía una pequeña corona de color negro.

¡Spreen!¿¡Que haces con ese traidor!? – De las manos de aquel muchacho salieron flamas moradas.

¡Espera Karchez!¡El no es malo! – Spreen se intentó acercar a Karchez pero antes de hacerlo alguien más se atravesó.

¡Ay que nos han embrujado al niño! – Una chica rubia apareció. Tenía ropajes azules y un sombrero de bruja. Y sus hermosos ojos celestes cómo el mar en su punto más azul cristalino.

O a lo mejor nos traicionó él también – Otra voz se hizo presente.

Un híbrido de León con ropajes de un auténtico rey, en su cabeza posaba una gran corona de oro. Y los miraba con esos afilados ojos rojos como las sangre, tan profundos que pensarías que te podrías hundir en ellos.

Estaban rodeados.

|  Estoy vivo  | Juan CubitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora