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Juan empezó a caer, y caer, y seguir cayendo. Se aferró al libro, pero en un descuido se escapó de sus manos.

– Me cago en... – Juan se impulsó un poco hacia el libro, intentando alcanzarlo.

Pensó que estaría un buen rato cayendo, al menos eso aparentaba ese lugar. Todo era de color negro, parecía un agujero sin fondo, infinito.
Desvío la vista hacia abajo, pudiendo divisar en suelo, muy cerca.

Estaba apunto de estrellarse. Cerró los ojos con fuerza.

Pero no pasó. Abrió los ojos y vio que estaba a casi un metro del suelo. Dio un largó suspiro y se fijo en un aura magenta que lo rodeaba, eso había evitado que se golpeara. Intento moverse pero no funcionó, no podía hacer movimiento alguno.

– Así que, tu eres el hechicero supremo actual ¿no? – Habló una voz con eco por todo el lugar. Juan intento levantar la vista para ver quién era portador de la voz, pero no pudo, seguía sin poder moverse. La persona se dio cuenta que Juan intentaba moverse – Oh no, ni lo intentes, no te podrás mover – Dijo con gracia.

¿D-donde estamos?¿Quién eres? – Dijo Juan un poco agitado, estaba nervioso, y muy asustado.

Sabes, yo también fui hechicero – Dijo ignorando las preguntas hechas por Juan – Yo si puedo controlar mis poderes – Y con un simple chasquido Juan cayó al suelo, de cara.

El de lentes soltó un quejido y enseguida se paró. Miró a todos lados, pero no había nadie.

A pocos metros de él, se encontraba el libro tirado en el suelo. Rápidamente corrió hacia el libro tratando de agarrarlo pero antes de tomarlo entre sus manos, alguien más lo hizo.

Eres lento – Dijo hojeando el libro – Y estúpido – Sus manos empezaron a brillar.

¡Suelta ese libro!¡No te pertenece!¡Devuélvelo o sufrirás las consecuencias! – Aunque Juan intentaba sonar rudo, por dentro se estaba muriendo del miedo. Quizás ser protector de las realidades no era lo suyo.

¿Consecuencias? – El chico salió de las sombras y se rio a carcajadas – Tú, piensas que tendré represalias – Se acercó a Juan demasiado, por lo que Juan retrocedió hasta que su espalda chocó contra una pared – ¿De quién? – Dijo con Burla.

Al tenerlo tan cerca Juan pudo divisar como era, cabello largo hasta los hombros, sus ojos negros brillaban color magenta y al rededor de su cabeza giraban 3 gemas magentas. Una horrible cicatriz atravesaba todo su rostro. Daba miedo.

De los dioses... – Juan se quedó en silencio cuando vio que el rostro de aquel hombre se puso molesto.

¡Esos idiotas no son nada comparados conmigo! – Las cosas empezaron a flotar – ¡Solo fingen saber lo que hacen, pero no tienen idea de lo que ocurre! – Le propinó un golpe a la pared con tanta fuerza que la pared se rompió – ¡Yo les mostrare como ser un Dios y acabaré con esos malditos!

El golpe fue justo al lado de la cabeza de Juan, quien se encontraba temblando, pero intentaba disimularlo. No le gustaría que su enemigo viera que le generaba miedo.

Y tu – El de cabello largo tomó las mejillas de Juan, alzando su cabeza para que lo mirará fijamente – Me ayudarás a llegar a ellos.

|  Estoy vivo  | Juan CubitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora