Un príncipe no tan azul.

120 19 3
                                    

-¿qué acabas de decir?-Aidan pregunto en shock.

-qué estoy embarazada-t/n repitió aun más nerviosa-se que no es lo que teníamos planeado pero-

-dios no... No-Aidan se levantó del sofá jalando su cabello en señal de desesperación-una cosa... Habíamos quedado en una cosa ¿y no fuiste capaz de cumplirla?-

-sabes que yo tampoco quería esto-t/n se levantó tras el-pero... En un matrimonio la llegada de un niño es inminente-repitió las palabras de su antigua compañera de cuarto.

-¡pues en el nuestro debía ser diferente!-exclamó-¿alguien más aparte de ti y de mi lo sabe?-

-solo Dalia y Riut-respondió-por supuesto mi médico también-

-llamaré a mamá ella tiene un amigo que es doctor-

-¿doctor?-preguntó confundida-¿para que quieres un doctor?-

-¿como qué para que?-preguntó tomando de nueva cuenta su saco para salir-para asegurarnos de que solo tu doctor, mi suegra y Dalia lo sepan-

-no te estoy entendiendo-respondió abrazando su abdomen mientras comenzaba formular su propia teoría.

-habló de que ese niño no puede heredar mi padecimiento-respiro profundo intentando calmarse, lo que menos quería era alterar a su esposa-y como no tenemos la certeza de si será así o no... Mejor qué ni nazca-

Fue en ese momento cuando algo en el interior de la castaña se rompió, ella pudo escuchar claramente los trozos de un pedazo de vidrio romperse en su interior... Como si su corazón se tratara de un frágil pedazo de vidrio y Aidan acabará de estrellar un martillo contra el.

-no-ella comenzó a caminar hacia atrás-no, eso no pasará-

-t/n- Aidan la llamo.

-NO ME TOQUES- grito al ver la mano de su marido acercarse a su brazo-tus manos son un peligro para el-exclamó abrazando su vientre aun más fuerte.

-t/n debes centrarte. Tu misma dijiste que no estabas dispuesta a sentir el dolor de perder a un hijo ¿no te das cuenta? Si nace heredando el síndrome de DiGeorge, podría morir de la más mínima enfermedad sin siquiera pasar los cuatro años-

-¿y si eso no pasa?-preguntó sintiendo la mirada borrosa por sus lágrimas-¿Cuál es tu certeza en eso si tu mismo has llegado hasta los treinta y tres?-

-qué ese síndrome se salta una generación en esta familia, mi padre no lo tubo pero su madre... Mi abuela a la que ni siquiera pude conocer si ¿no te das cuenta? Todo indica a que nacerá con el-

-pues prefiero correr el riesgo-respondió caminando hacia su esposo para pararse frente a él-y se lo que dije, se que dije que no quería niños... Pero sabes que en el fondo siempre lo deseé. Así que no me pidas que renuncie a mi más grande sueño por tus temores ¡porque no lo haré!-

-¿no lo harás? Te recuerdo que eres mi esposa y en los votos juraste obediencia-

-pues creo que ya va siendo hora de romper el primer voto-exclamó mientras las lágrimas caían como cascadas, resbalandoce por sus mejillas.

-bien si a esas vamos-soltó el saco para dejarlo caer sobre la mesa de centro.

-¿qué haces?-preguntó al verlo remangar sus mangas blancas- Gallagher no... No te atrevas-pero fue demasiado tarde Aidan ya la había cargado cual costal de papas-ES NUESTRO HIJO-grito desesperada al verlo caminar hasta la habitación-¡no podemos matar a nuestro hijo!-continuo alzando la voz mientras Aidan la dejaba caer sobre la cama.

Al enderezarse el ojiverde camino directamente a la puerta y sin detenerse a escuchar los llamados de su esposa, cerro la puerta con llave. Todo esto sucedía a la vez que Dalia miraba todo desde la puerta de su propia habitación.

El fotógrafo(Aidan Gallagher Y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora