³⁸; ɪ'ᴍ ɢᴏɴɴᴀ ᴋɪʟʟ ᴄᴀʀʟ ɴᴏᴡ.

49 3 0
                                    

Yo y mi novio nos despertamos por varios golpes en la puerta, para cuando nos despertamos logramos ver a Rosita parada frente a nosotros. Confundidos nos sentamos en la cama cubriendo nuestros cuerpos semidesnudos, abrí los ojos como plato al comprender lo que sucedía.

—Todo esto tiene una explica...

—No quiero oírlo.– Interrumpió a mi novio que la miraba asustado.

—Mejor, porque no la tenemos.– Murmuré entre dientes. Ella tomó el puente de su nariz mientras miraba hacia abajo buscando paciencia.

—Prepárense, los esperan abajo.– Fue lo último que dijo antes de retirarse de la habitación y cerrar la puerta.

Segundos después de que Rosita se fue, ambos soltamos una carcajada.

—¿Puedes ir a mi casa a buscar algo de ropa?– Pregunté con algo de timidez. Él asintió sin problemas y después de cambiarse, nuevamente utilizó el sistema que habíamos inventado para ir de casa en casa.

En menos de diez minutos logró traerme lo necesario para aquel día, le agradecí y comencé a cambiarme.

Me puse mi ropa interior, para después ponerme una blusa blanca junto a unos jeans negros.
Luego, Carl me entregó una de sus camisas abrigadas, lo miré confundido, no parecía hacer frío, pero un viento helado entró por la ventana y la tomé de inmediato.

Esta camisa era roja a cuadros con rayas negras, a decir verdad, era una de las que más me gustaba, además de que era bastante cómoda.

—Vamos, después ordenaremos.– Me dijo refiriéndose al desastre que habíamos dejado en su habitación, yo asentí avergonzada para luego salir del cuarto junto a él.

Con una de sus manos en mi cintura bajamos las escaleras y divisamos a Rick esperándonos.
Nerviosa, evité cualquier tipo de contacto visual con mi suegro, al igual que Carl.

Los dos ojiazules salieron de la casa seguidos por mí, a ambos nos entregaron un arma y el Grimes mayor nos indicó que subamos cerca de los muros junto a la gente del basurero.

Una vez ahí, Rick subió después de nosotros, nos asintió, indicando que nos posicionemos, y luego miró al frente.

—Rosita.– Dijo él.— Ponte en posición, te haré una señal.– Ordenó.— ¿El muro resistirá?– Preguntó después.

—Resistirá.– Afirmó ella.

Se previeron todos los detalles. Se tuvieron en cuenta todas las eventualidades.– Una conocida voz se escuchó de afuera. Para cuando me levanté un poco e intenté ver quién era, logré visualizar a Eugene arriba de una camioneta con un megáfono en mano.— Vengo armado con dos barriles de verdad. Les tomarán una prueba, y yo les ofrezco respuestas.– Continuó hablando.— Hola. Me anima la esperanza de que hagan caso a mi consejo.– Dijo una vez que Rick lo vió.

Todos los de Alexandria observaban a Eugene con enojo. «Maldito traidor.», pensé.

Sus opciones son nulas. Sometimiento y fidelidad son su única salvación.– Se encogió de hombros.— En resumen, pueden vivir o pueden morir. Sinceramente, deseo lo primero por el bien de todos. Se acabó el juego, todo está en marcha... ¿Te someterás, Rick?

—¿Dónde está Negan?– Preguntó Grimes buscando al hombre con la mirada.

—Yo soy Negan.

Nos quedamos todos en silencio. Recapitulando las palabras de quien hace pocos días era nuestro amigo.
Me volteé a ver a Rick, quien con los ojos algo cristalizados asintió indicándole a Rosita que detone los explosivos. El ojiazul se agachó con rapidez, pero nada sucedió.

𝗪𝗼𝗻𝗱𝗲𝗿𝘄𝗮𝗹𝗹 ;; 𝘊𝘢𝘳𝘭 𝘎𝘳𝘪𝘮𝘦𝘴.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora