Ya había pasado un par de semanas desde que Carl y yo comenzamos a ser una pareja. Por cierto, creo que ya había cumplido dieciséis, ambos teníamos la misma edad ahora. Realmente ya no tenía idea de cuántos años tenía, pero creo que el mes de mi cumpleaños ya había pasado, así que supongo que mi cumpleaños número dieciséis también.
De todos modos, en ese momento me dirigí hacia la cocina y agarré una botella que se encontraba en el refrigerador, luego me serví agua en un vaso que estaba dentro del mueble.
—¿Viste a Carol?– Preguntó Morgan entrando en la casa. Negué con la cabeza y lo miré confundida.
—No... ¿por qué?– Dije mientras bebía.
—No está aquí, se fue.– Mis ojos se abrieron como platos al oír eso.— Rick y yo iremos a buscarla.– Aclaró después.
—¿Por qué escapó? ¿Cómo lo hizo, de todos modos? Se supone que siempre hay gente vigilando.– Pregunté intentando hallar una forma de saber cómo Peletier se había ido.
—No sabemos por qué, pero seguro que se fue en el cambio de turno.– Se encogió de hombros, yo solo asentí dudosa. Luego de eso salió de la casa y, según lo que había dicho, fue junto a Rick.
Me quedé algo confusa pensando en Carol, pero no le dí mucha importancia ya que seguramente se encontraría bien.
Dejé el vaso del cual estaba tomando a un lado y agarré mi mochila, la cual estaba colgada en el respaldo de la silla. Segundos después, dejé la casa y decidí que iba a salir de Alexandria para distraerme un rato. Claramente, a escondidas.Fui caminando hacia donde se encontraba el lugar en el cual pondría unas varillas y así escalar sin que nadie me vea. Una vez que lo logré, comencé a adentrarme en el bosque mientras jugaba con los tirantes de mi mochila. No tenía idea de a dónde iría, pero me gustaba caminar, me distraía.
A lo lejos ví un par de caminantes, tres para ser exactos. Al notar que ya se acercaban a mí, saqué mi cuchillo y poco a poco los rematé a todos ellos con bastante facilidad. Suspiré con cansancio y limpié el sudor de mi frente, luego seguí caminando hasta que encontré un tronco de árbol en el suelo. Me senté y me puse a pensar cosas... cosas, personas, cosas y personas que ya no están.
—¿Qué haces aquí?– Me levanté sobresaltada y casi lanzo el cuchillo que tenía al oírlo, pero al ver que simplemente era Carl de quien se trataba me relajé.
—Nada.– Él solo suspiró y se sentó en el tronco en el que yo me encontraba anteriormente.— ¿Y tú? ¿Qué haces?– Pregunté con curiosidad. Al mismo tiempo miraba lo que nos rodeaba con atención.
—Nada.– Respondió lo mismo que yo.— Carol se fue.– Me dijo jugando con sus dedos.
—Lo sé.– Asentí y me senté a su lado.
Nos quedamos callados durante un par de minutos. Mientras tanto, veíamos como las hojas de los árboles caían con lentitud. Decidí volver a hablar unos segundos más tarde.
—¿No te cansa vivir en esto? ¿En medio de esta... cosa?– Pregunté mientras rascaba mi cabello.
—Así es. Pero, ¿qué más da? Después de todo seguimos avanzando.– Se encogió de hombros y se giró para verme.
Apoyé mi cabeza sobre su hombro.— Extraño a Beth... y a Hershel. Pero a veces me alegra que no presencien todo este desastre, aunque sé que a ambos les encantaría ver cómo progresamos con los cultivos.– Sonreí con algo de dificultad.
—Yo extraño a mi mamá.– También sonrió y me rodeó con uno de sus brazos.— Pero, sí, me alegra que ya no me obligue a hacer ejercicios de matemáticas.
—¿Tu mamá te obligaba a estudiar matemáticas? ¿En un apocalipsis?– Pregunté en un tono sarcástico. Ambos reímos ante ello.
—De seguro que le caerías bien. Probablemente te adoraría.
—Maggie me dijo que Hershel enloqueció cuando se enteró de su relación con Glenn. Ni siquiera puedo imaginar lo que le sucedería conmigo.– Reí imaginando aquel escenario.— Aunque con el tiempo aprendería a aceptarlo y te querría más que a mí.– Volví a soltar una risita.
A los pocos segundos se acomodó y colocó su cabeza sobre mis piernas. Me reí por lo bajo al ver como sus mejillas se ruborizaron por completo, pero luego volvieron a la normalidad.
—¿No te molesta?– Pregunté, refiriéndome a la venda en su rostro. Él me vió confundido, hasta que señalé mi ojo con mi dedo.
—No, a veces me da comezón, pero ya me acostumbré.– Fue su respuesta. Yo asentí comprensiva, luego nos quedamos en silencio nuevamente.
—Me aburre estar en Alexandria.– Dije con tranquilidad mientras miraba el bosque.
—¿Qué?– Preguntó con confusión.
—Es decir, sí, es genial que nuestro grupo sea más grande y que tengamos murallas que nos protejan... Pero, ¿no te parece aburrido estar encerrado ahí? No podemos hacer nada.– Me encogí de hombros. Es que, a decir verdad, si supieran que estamos aquí nos castigarían.
—Puede ser, pero estamos a salvo.– Aseguró con firmeza mientras me observaba atentamente.
—Claro, como digas.– Hablé sarcástica. Él rodó los ojos y rió.— No estamos seguros en ningún lugar, los caminantes están por todas partes. Puede que no se vea a simple vista, pero después de todo nosotros somos los muertos que caminan.
¡Capítulo corto, disculpen!
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𝗪𝗼𝗻𝗱𝗲𝗿𝘄𝗮𝗹𝗹 ;; 𝘊𝘢𝘳𝘭 𝘎𝘳𝘪𝘮𝘦𝘴.
Fanfiction" 𝐓𝐡𝐞𝐫𝐞 𝐚𝐫𝐞 𝐦𝐚𝐧𝐲 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐈 𝐰𝐨𝐮𝐥𝐝 𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐭𝐨 𝐬𝐚𝐲 𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮, 𝒃𝒖𝒕 𝑰 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒉𝒐𝒘. 𝐁𝐞𝐜𝐚𝐮𝐬𝐞 𝐦𝐚𝐲𝐛𝐞 𝒚𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒈𝒐𝒏𝒏𝒂 𝒃𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒐𝒏𝒆 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝒔𝒂𝒗𝒆𝒔 𝒎𝒆. 𝐀𝐧𝐝 𝐚𝐟𝐭𝐞𝐫 �...