¹⁴; ᴠɪᴅᴇᴏɢᴀᴍᴇs ᴘᴀʀᴛʏ.

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Yo y Carl estábamos subiendo las escaleras de la casa de los Anderson, Ron iba junto a nosotros.

—Después de clases, casi siempre nos encontrarán aquí.– Dijo el castaño mirándonos a ambos.

—¿Tienen... clases?– Pregunté algo confundida. ¿Por qué tendríamos clases en medio de un apocalipsis? Ni que fuéramos a sobrevivir sabiendo matemáticas.

—En un garaje.– Me respondió mientras hacía gestos extraños con sus manos.— Los niños pequeños van por la mañana, nosotros en la tarde. Supongo que ustedes irán, ¿verdad?

—Seguramente.– Contestó Carl. Poco a poco nos íbamos acercando a una puerta, lo que me daba más nervios.

Entramos en la habitación, había un chico sentado en una punta, y otra sentada en la cama leyendo un cómic.

—Chicos, él es Carl, ella es Astrid.– Nos presentó mientras nosotros mirábamos la habitación de un lado a otro.— Ellos son Enid y Mikey.

—Hola.– Nos saludó el último nombrado, levantándose de su asiento. Yo respondí sacudiendo mi mano de lado a lado.

—Hola.– Murmuró la chica, sin siquiera despegar la vista de su cómic.

—Enid también viene de afuera.– Nos contó Ron, rascando su cabello.— Llegó hace ocho meses.

—¿Esto es de ustedes?— Preguntó Carl, sacando un pequeño libro de su bolsillo.

—Oh... Perdona, no sabía que se iban a instalar en esa casa.– Dijo el castaño algo apenado.

—Íbamos ahí a escuchar música.– Habló Mikey.— Eso es de Enid.

La mencionada tomó el cómic de las manos de Grimes y lo dejó en la cama de la habitación, todo aún sin despegar su vista de la lectura.

—¿Quieren jugar videojuegos?– Preguntó Ron con una sonrisa.— En la casa de Mikey hay una mesa de pool, pero a su padre no le gusta que...

—Ah, no te preocupes, está trabajando.– Lo interrumpió él.

Me parecía bastante extraño este ambiente, nos incluían tan rápido que asustaba. Y los videojuegos, la música, todo era tan... como antes.

—Lo siento, creo que vamos muy rápido. No es necesario que hablen, si quieren podemos quedarnos aquí sin hacer nada.– Dijo Anderson.

—Sí, a Enid le tomó tres semanas integrarse.– Comentó Mikey después.

—Supéralo, amigo.– Habló la chica finalmente, su voz era dulce y calmada.

—Vamos a...– Carl no sabía que decir, yo menos, así que me quedé callada esperando a que él termine con el silencio incómodo.— Juguemos videojuegos.– Decidió finalmente, y ambos chicos sonrieron.

(. . .)

—¡Eres una tramposa!– El berrinche de Mikey se escuchó por toda la casa. Le había ganado en el Mortal Kombat repetidas veces.

—No es mi culpa que no sepas perder.– Contesté dejando el control de la consola a un lado.— Tampoco es culpa mía que siempre juegues con Mileena, y aún así la sigas escogiendo solo porque es bonita. Incluso cuando todos sabemos que Kitana es más linda.– Me encogí de hombros después de hablar.

Luego fueron Ron y Carl quienes se pusieron a jugar, y yo me quedé sentada mientras los observa.

—¿Te gusta Marvel?– La voz de Enid detrás mía me dió un pequeño susto interno, no había hablado mucho en el tiempo que llevábamos allí.

—Ví algunas películas, pero nunca conseguí comprar los cómics.– Contesté, mirando el piso de madera. La verdad es que no nos alcanzaba el dinero de la granja para comprar eso, y, también, mamá pensaba que eran cosas de niños.

Ella dió unas palmadas en una parte de la cama, invitándome para que me siente y lea con ella. Asentí y me acerqué, hasta que nos pusimos una al lado de la otra y comenzamos a leer un cómic de los X-Men. Enid era agradable, pero no hablaba mucho, al menos no por ahora.
Casualmente me perdía en la lectura, ella pasaba muy rápido de página pero luego me fui acostumbrando, leímos por un largo rato hasta que ya se hizo tarde y teníamos que ir a casa.

—Deberíamos volver.– Le dije a Carl, que aún estaba jugando con Mikey y Ron.

—Vayan, no se preocupen. Mañana pueden volver cuando quieran.– Habló Anderson. Yo y Grimes asentimos ante su gesto,  tomé mi bolso y nos fuimos acompañados por Ron hasta la puerta de su casa.

—Adiós, nos vemos luego.– Saludó Carl al castaño, y yo hice un gesto con la mano saludandolo.

(. . .)

—¿Cómo les fue?– Nos preguntó Rick una vez que llegamos a la casa donde nos estábamos alojando.

—Bien, son buenas personas.– Contesté mientras cerraba la puerta.— Todos son sumamente agradables.– Me encogí de hombros.

—Sí, son buenos pero... débiles.– Habló Carl en un tono bajo.

Dejé que ambos Grimes hablaran solos y me dirigí hacia el sillón donde mi hermana y mi cuñado de encontraban.

—¿Llevaste eso a la casa de Ron?– Me preguntó Maggie con los ojos abiertos como plato, viéndome dejar una navaja en la mesa.

—Con mi apariencia de vagabunda roñosa era difícil saber si me invitaban a su casa por cortesía o por querer matarme.– Me encogí de hombros ante la pregunta. Glenn rió por lo bajó, pero Maggie le dió una mirada seria, y la cara del coreano cambió completamente.— Voy a ir arriba.– Avisé, levantandome del sofá y subiendo las escaleras.

Entré a una de las habitaciones, la cuál ahora sería mía, y empecé a sacar las cosas que había dentro de mi bolso. No había mucho, era nada más un pequeño cuaderno con mi lapicero y un suéter.

Había algo envuelto en papel, lo cual me dió curiosidad ya que antes no se encontraba ahí. Confundida, comencé a quitar el envoltotio gris con lo que estaba envuelto aquel objeto, y me quedé algo sorprendida al ver un dispositivo MP3 junto a unos auriculares. Miré mi bolso nuevamente, buscando rastros de qué hacía ese objeto aquí, hasta que un trozo de papel con algo escrito en él.

“Carl me dijo que te gusta la música, nunca uso estos,
¡así que puedes quedartelos! :-)

–Ron.”

Aún confundida me quedé pensando en la carta del chico, su amabilidad ya era demasiado sospechosa. Me estaba regalando dos cosas las cuales, quién sabe cómo, Grimes supo que me gustaban, también quedé pensando en eso. Nunca le había dicho nada al respecto sobre eso a Carl, no recordaba haber hablado de música con nadie más que con Beth, así que simplemente lo ignoré y guardé todas las cosas en uno de los cajones de mi mueble para después sentarme a leer en mi cama.

 Nunca le había dicho nada al respecto sobre eso a Carl, no recordaba haber hablado de música con nadie más que con Beth, así que simplemente lo ignoré y guardé todas las cosas en uno de los cajones de mi mueble para después sentarme a leer en mi ...

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𝗪𝗼𝗻𝗱𝗲𝗿𝘄𝗮𝗹𝗹 ;; 𝘊𝘢𝘳𝘭 𝘎𝘳𝘪𝘮𝘦𝘴.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora