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La gente de Terminus nos había acorralado, nos estaban apuntando con sus armas en grandes grupos.

—¡Arrojen las armas ahora!– Nos gritó Gareth.— ¡Ahora!

Todos nos miramos y comenzamos a poner nuestras cosas en el piso.

—¡Director de circo, ve a la izquierda! Al vagón de tren, anda.– Ordenó el castaño.— Si haces lo que decimos el muchacho va contigo. Si no morirá y acabarás ahí de todos modos.

Miré como el de cabello rizado se dirigía hacia el lugar indicado con atención, rogando para que no intente hacer nada estúpido.

—Ahora el arquero.– Señaló a Daryl.— La samurái.– Habló nuevamente viendo como Dixon se alejaba.

Solo quedábamos yo y Carl. Mi vista se dirigía hacia arriba, viendo a todos los hombres que nos tenían en la mira.

—¡Párense junto a la puerta: el director de circo, el arquero, la samurái, en ese orden!– Pidió el hombre, y todos le hicieron caso.

—¡Los niños!– Gritó Rick, rogando que también nos dejen ir con ellos.

—Vayan.– Nos dijo de inmediato. Ambos comenzamos a caminar recto hasta llegar hacia el vagón de tren.

—Yo entraré con ellos.– Gritó Grimes nuevamente sin quitarnos la vista de encima.

—¡No nos hagas matarlos ahora!– Respondió Gareth amenazándonos.

Rick subió poco a poco los escalones mientras nosotros nos acercábamos, abrió la puerta y ahí comenzaron a entrar. Carl comenzó a subir hasta entrar también. Todos entramos, y quedamos en la total oscuridad en una esquina.
Vimos como de pronto una sombra negra se acercaba, mis ojos se llenaron de lágrimas al ver de quién se trataba, froté mis ojos en caso de que sea una alucinación pero todo lo contrario, Glenn se encontraba allí.

—¿Rick?– Preguntó el coreano mientras se iba acercando poco a poco, lo que yo también hice y cuando me vió corrió a abrazarme.

Me separé del fuerte abrazo con Glenn y miré hacia atrás de él, pues dos sombras se acercaban y revelaban quiénes eran. Corrí a tropiezos al ver que Maggie era una de las personas que se acercaban y ella cayó de rodillas aceptando mi abrazo gustosa.

—¿Dónde está Beth?– Pregunté desesperada, buscando a aquella rubia con la mirada.

—No está con nosotros.– Respondió ella en un tono bajo, yo asentí algo triste mientras miraba al suelo y pensaba en mi otra hermana. No se podía tener dos cosas a la vez, eso lo tenía en claro, pero ahora si lo necesitaba.

—Estan aquí...– Dijo Rick en un suspiro observando a las caras conocidas.

—Son nuestros amigos.– Aclaró Maggie señalando a los desconocidos que se encontraban tras de ella y Glenn. Había caras nuevas, pero entre todas las personas se encontraban Sasha y Bob.— Ayudaron a salvarnos.

—Ahora son nuestros amigos.– Habló Grimes observándolos a todos de arriba a abajo.

—Por el tiempo que sea.– Murmuró un hombre con barba de candado y cabello rojizo.

—No.– Susurró el ojiazul mayor.— Se sentirán muy estúpidos cuando se den cuenta...

—¿De qué?– Volvió a hablar el peli-rojo.

—De que se metieron con la gente equivocada.– Dijo mirando hacia afuera por un pequeño hueco que se formaba entre las paredes del vagón y la puerta.

Me senté del cansancio a un lado de Maggie, solté un suspiro preparándome para lo que se venía. Todos comenzamos a fabricar armas improvisadas mientras escuchábamos los pasos que venían de afuera.
Comencé a afilar un cuchillo de madera contra la puerta mientras los demás hacían lo mismo.

𝗪𝗼𝗻𝗱𝗲𝗿𝘄𝗮𝗹𝗹 ;; 𝘊𝘢𝘳𝘭 𝘎𝘳𝘪𝘮𝘦𝘴.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora