CAPITULO 2: MIRADAS

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William era un hombre guapo de edad media, complexión atlética, mirada fría y sonrisa brillante, solía llamar la atención de las chicas o chicos eventualmente, su apariencia era llamativa pero no era especialmente cálido con nadie, era solitario y reservado.

Llevaba muchísimos años viviendo en aquella ciudad, pero no tenía más que 2 o 3 amigos, si así se les podía llamar a sus contactos de negocios.

Ese día no era diferente a otro, trabajaba desde casa en su portátil pero sintió el tedio y quiso salir a dar un paseo y tomarse una copa; a lo largo de su vida había tenido varios trabajos, estudiado varias carreras y vivido en diferentes lugares, pero ahora el objeto de su curiosidad era la bolsa de valores, sin pensar en nada salió de su casa y caminó por las calles medio vacías de un jueves por la noche cuando de repente comenzó a llover y no tuvo más opción que entrar en el primer lugar que encontró abierto para evitar mojarse. De inmediato se arrepintió de su apresurada elección, es un stripclub pensó molesto, aunque no tenía más opción que pasar la lluvia ahí y además podría tomarse la copa que había salido a buscar inicialmente, se sentó en la mesa más apartada del escenario esperando no ser molestado allí.

Varias meseras pasaban por ahí con bandejas llenas de cócteles, parecía una noche agitada, pero al levantar la mirada hacia donde estaba ella, su cuerpo se tensó inusualmente, sus miradas se encontraron pero a él parecía no agradarle mucho ya que frunció el ceño, aun así no dejó de mirarla, sus ojos parecían lanzar cuchillos en su dirección, era algo extraño ver a aquella chica mirarlo tan fijamente sin siquiera parpadear, no es que no estuviera acostumbrado; claro que lo estaba, era guapo y lo sabía, pero no muchas mujeres podían resistir tan ferozmente su mirada sin bajar la cabeza eventualmente, sería algo entretenido conocerla...

Al verla allí levantó su mano en señal de pedir servicio y ella como en cámara lenta se acercó a su mesa, muy diferente de las demás meseras que parecían estar entrenando para una maratón, además su uniforme también era diferente, cosa que le causó cierta curiosidad, aunque no la suficiente como para indagar por ello.

-C: Hola buenas noches soy Caroline, ¿Qué quieres tomar? Hoy estamos algo llenos, pero intentaré traerlo lo más rápido posible.

-W: Whisky en las rocas.

Él contestó sin responder su saludo, ella lo miró por un momento y asintió anotando en su pequeña libreta. Cuando se alejaba entre la multitud él la detalló con la mirada, era una chica de rostro hermoso, aunque no demasiado, ojos marrones un tanto rasgados, quizá tenga ascendencia asiática pensó, su cuerpo delgado, no era tan voluptuoso como el de las otras chicas que trabajaban ahí, aun así se veía muy atractiva.

Mientras esperaba su bebida veía como los hombres coqueteaban y manoseaban a las chicas que los atendían, era desagradable ver como lo permitían y se ofrecían como carne fresca al mejor postor, nunca le habían gustado ese tipo de sitios, pero dadas las circunstancias eso era mejor que deambular por las calles lluviosas, no era que tuviera problema con el frío y la lluvia, pero justo en ese instante no tenía muchas ganas de mojarse.

Pasaron algunos minutos y aquella chica medio asiática volvió sonriendo a su mesa y le entregó su bebida, sus miradas se encontraron de nuevo y ambos se quedaron inmóviles sin musitar palabra alguna hasta que alguien chocó con ella y rompieron el contacto visual, visiblemente nerviosa ella se disculpó con quien fuera aquella persona y sonrió torpemente.

Los solteros en las mesas cada vez más animados y borrachos, gritaban y saltaban hacia el escenario mientras más avanzaba la noche y el show, ya llevaba unos 3 tragos de whisky y aquella chica siempre estaba pendiente de no dejar su copa vacía en ningún instante, estaba de regreso para su cuarta copa y de repente susurró en su oído, aunque no era un susurro como tal ya que había mucho ruido, pero él lo sintió así.

-C: Si quieres puedo conseguirte una mesa mejor ubicada.

-W: No hay necesidad, esta es perfecta para mí.

Ella lo miró extrañada y respondió:

-C: Normalmente nadie quiere quedarse en esta ubicación mucho tiempo, siempre están pidiendo que los cambien a una mejor mesa, más cerca del escenario, donde puedan ver mejor a las bailarinas.

-W: No vine aquí por las bailarinas, solo quería tomarme unos tragos; por cierto, me llamo William.

Ella sonrió ampliamente, como si su respuesta hubiera sido muy satisfactoria.

-C: Un gusto William, estaré por aquí si me necesitas solo házmelo saber y vendré de inmediato.

Contra todas las expectativas y sin saber porque, William se quedó mucho más tiempo de lo que inicialmente creyó aguantar en ese lugar, varias meseras se le insinuaron pero él las miraba con molestia y seguía bebiendo, a pesar de los múltiples tragos que ya había tomado no parecía estar borracho ni animado como los demás a su alrededor, entre el ir y venir de Caroline, él la detallaba atentamente, tratando de descifrar qué era lo que más le llamaba la atención de aquella chica aparentemente normal; ella por su parte hacía lo mismo con él, sus miradas se encontraban de vez en cuando y se sonreían, era un juego silencioso en el que ambos estaban quedando atrapados. Cuando pensó en ello más detenidamente decidió que no era algo bueno, sería mejor salir del lugar y evitar problemas a futuro.

AMOR NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora