CAPÍTULO 11: CONOCIMIENTO

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En definitiva ese hombre era maravilloso, cada día la sorprendía más, era todo un caballero y además políglota, podía hablar tantos idiomas, estaba maravillada. Nunca llegó a pensar que era extranjero, su manejo del idioma era tan perfecto que podía pasar sin problema por nativo, de verdad había quedado impresionada.

La cena había sido muy agradable, aunque aún se sentía bastante avergonzada ¿Cómo es que había escuchado gruñir su estómago? ¿Qué tan fuerte había sonado? Igualmente se sentía agradecida con él por haberla llevado a comer, tenía muchísima hambre y la comida estaba tan deliciosa que podría comer un plato más sin pensarlo dos veces, ni que hablar del vino, la cosecha de ese año era buenísima, pero una sola copa costaba un ojo de la cara, evidentemente él no tenía problemas de dinero, aun así su comportamiento era tan sencillo que resultaba encantador.

Después de la llamada de su padre, algo en él había cambiado, su expresión era tensa pero ella no se atrevía a preguntar si algo malo pasaba, no quería ser una entrometida.

Había notado que William escasamente había probado su comida, tal vez su plato no estaba tan rico como el suyo o quizá no tuviera mucha hambre, lo que si tomaba constantemente era vino, así que decidió preguntarle.

C: No te gustó la comida? No está buena?

W: Sí, pero la verdad no tengo hambre, solo la pedí para acompañarte ¿Quieres probarla?

Abrió los ojos al escuchar sus palabras, definitivamente era encantador. Con cualquier otra persona hubiera dudado en aceptar la propuesta, era un tanto quisquillosa a la hora de compartir platos, no se le hacía higiénico; pero con él todo se sentía tan diferente que no dudó un instante en decirle que sí y tomar un poco de su comida, la cual estaba sumamente deliciosa.

C: Está increíble, todo aquí es riquísimo.

W: Me alegro de que te haya gustado mi elección del lugar, no sabía dónde llevarte pero recordé que he venido aquí antes y me pareció agradable tanto el ambiente como el servicio, además que no está lejos del club.

C: La verdad es que es un sitio muy bonito y elegante, la comida ni se diga, es deliciosa. Muchas gracias por la invitación.

W: Gracias a ti por aceptarla, sé que debes estar cansada. ¿Me dejarías llevarte a tu casa?

C: No, ya has hecho mucho por mí y además vivo muy lejos.

W: Es tarde, no importa si es lejos quiero asegurarme que llegues a salvo a casa.

C: Me da vergüenza, enserio es lejos.

W: No hay tráfico a esta hora, no tardaremos tanto y además estaré más tranquilo si me permites llevarte.

C: Aceptaré si me dejas invitarte luego.

W: ¿Invitarme a comer?

C: Si, tú me invitaste hoy y me quieres llevar a casa aunque es muy lejos, así que yo quiero invitarte también a ti.

W: No hay necesidad de hacerlo, me complace y agradezco que aceptaras mi invitación.

C: Pero si tu no aceptas la mía, no dejaré que me lleves.

W: Eso es injusto sabes.

C: Claro que no, es lo más justo posible; así que tú decides.

W: Está bien puedes invitarme después, pero no a comer.

C: ¿Por qué no?

W: Quiero ir al cine, si te gusta claro está.

C: Por supuesto, me gusta la idea así que yo invitaré la próxima vez.

Sin pensarlo habían concretado ya una segunda cita y ahora entendía algunas cosas sobre su comportamiento, quizá por ser extranjero su educación y su cultura eran diferentes, en ningún momento de la noche dejó de ser un todo un caballero.

Al salir del restaurante le dio la dirección de su casa y él condujo hasta allí sin ningún problema, era maravilloso como conocía la ciudad porque llegó supremamente fácil y rápido; aunque se veía un poco serio, seguro por la conversación que había tenido con su padre, eso definitivamente había cambiado un poco su expresión pero seguía estando tan pendiente y atento hacia ella, era tan lindo como se preocupaba por su bienestar.

Al día siguiente no pudo evitar el interrogatorio por parte de sus compañeras, estaban alertas al chisme, querían saber de aquel hombre que la había recogido la noche anterior; el antipático como lo llamaban ellas, ahora era el centro de los comentarios en el club, querían saber si eran amantes. Hasta Frank quería saber qué tipo de relación tenían, era un fastidio tener que dar tantas explicaciones sobre su vida privada, lo cierto era que todas salían con los clientes pero ella jamás lo había hecho, por eso había despertado tanta curiosidad en las demás, la única que no dijo nada o más bien no preguntó nada fue Verónica, ella parecía contenta de ver que estaba feliz, era una buena chica, no tan superficial e interesada como las demás y de las pocas con las que tenía una relación cercana a parte de Frank.

AMOR NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora