CAPÍTULO 12: PRIMER BESO

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Desde ese día se volvió costumbre recogerla de vez en cuando y llevarla a su apartamento, quería cuidarla, quería estar cerca de ella y cómo habían acordado ese día, fueron al cine y ella había pagado por los dos, era una chica sencilla y tierna, con frecuencia lograba ponerla colorada, era muy encantador como se avergonzaba con algunas cosas, no parecía encajar en ese ambiente nocturno del club donde todas las chicas se abalanzaban hacia el mejor postor.

Ya habían tenido algunas citas, disfrutaba muchísimo de su compañía, su frescura era algo embriagante, pero empezaba a desearla más de lo que debía, sabía que tarde o temprano tendría tomar una decisión que no estaba seguro si le gustaría o si quería tomar; pero mientras tanto pasaría el mayor tiempo posible con esa mujer que poco a poco se había vuelto tan importante en su vida.

Era martes y Caroline que estaba descansando de su trabajo, le había pedido ir a una feria que pasaba por la ciudad esos días, sus planes eran muy sencillos pero tan significativos; el único problema es que quería ir de día, hasta el momento había podido esquivar ese detalle, siempre se veían de noche para todas sus citas, tendría que mentir de nuevo...

Finalmente se encontraron a las 6:00pm, el lugar estaba lleno de familias felices y parejas enamoradas, había diferentes juegos para todas las edades, le llamó particularmente la atención uno de tiro al blanco, sería bueno presumir un poco su buena puntería y ganar un obsequio para ella. Le resultó muy fácil acabar con todos los blancos y a su vez enseñarle a Caroline como disparar correctamente, había sido una noche divertida, quizá la más divertida de su vida.

Mientras deambulaban por la feria comiendo algodón de azúcar y charlando animados, decidieron subirse a la rueda de la fortuna para ver la vista de la ciudad desde lo alto, las cabinas eran para 4 personas pero en esa cabina solo iban ellos 2; las luces a lo lejos formaban una bonita vista solo superada por el rostro de aquella pequeña mujer a su lado, todo era perfecto; de repente la rueda paró bruscamente y ella saltó quedando pegada a su cuerpo, sus ojos se encontraron y el tiempo se detuvo en ese instante, sin pensarlo sus labios se fundieron en un largo y profundo beso que parecía eterno, sus lenguas se cruzaban más y más mientras él la tomaba firmemente por la cintura, no había duda de lo que sentía ahora, el fuego recorría su cuerpo frío, no quería soltarla nunca más.

La rueda se puso en marcha nuevamente y ellos se separaron, no había palabras en ese momento, solo miradas profundas que lo decían todo; bajaron del juego y ahora caminaban tomados de las manos como muchas otras parejas a su alrededor, era algo nuevo y refrescante para él.

Después de estar casi 3 horas juntos en la feria y hacer uso de muchos de los atractivos que había allí; muy a su pesar era momento de dejarla en su casa, manejó lo menos rápido posible tratando de alargar los minutos con ella, por primera vez en mucho tiempo se sentía vivo y quería prolongar esa sensación.

Al llegar a su edificio pasaron unos minutos más estacionados antes de despedirse, él instintivamente se acercó para besarla, necesitaba urgente aquellos labios que tan dulcemente le sonreían en ese instante.

Quería seguir besándola pero fue interrumpido por una llamada, al mirar la pantalla no le agradó el nombre que había en ella, no quería contestar así que decidió apagar su celular sin saber que eso marcaría el curso de los futuros acontecimientos que ocurrirían en sus vidas.

Cuando se trataba de su familia prefería estar alejado miles de kilómetros, amaba a su padre pero tenerlo cerca suponía una gran carga para él y ni qué decir de su hermano, era una completa tortura, no quería sentir que su felicidad era arruinada por los dramas familiares.

Después de ese día parecían estar saliendo oficialmente, él la recogía en el trabajo, salían a cenar, al cine, exposiciones de arte, un par de conciertos de ópera o simplemente caminaban juntos y hablaban; incluso la había llevado a su casa un par de veces, sabía que estaba jugando a la ruleta rusa y que en cualquier momento podría dispararse en un pie pero no le importaba.

Habían quedado para reunirse con las amigas de Caroline, se sentía raro, era algo así como ir a visitarla y estar con los suegros en la mitad, sus amigas eran encantadoras pero demasiado curiosas, preguntaban cosas que no podía responder con sinceridad, odiaba tener que mentir cuando estaba con ella, pero había secretos que era mejor que no se descubrieran jamás.

No se sentía muy cómodo cuando tenía que estar en grupos de personas, prefería la intimidad de estar a solas con ella sin importar el lugar pero que solo fueran ellos dos.

Después de la reunión con las chicas había recibido la invitación oficial para el matrimonio de Annie, obviamente sería el acompañante de Caroline, su primera invitación juntos como pareja, ella se veía muy feliz con el suceso y eso lo complacía. Ahora que ya se habían quedado solos no podía menos que robarle unos cuantos besos, estaban sentados en medio de un parque, la noche era cálida pero podía sentir como ella se estremecía con su tacto, era inevitable no acariciar su rostro o tomar su mano mientras la besaba, tenía una piel muy suave que invitaba a ser contemplada.

Todo de ella le gustaba y por eso aprovechaba cada oportunidad para verla y pasar tiempo juntos; pero esta vez algo lo inquietó, pudo sentir que alguien los observaba a la distancia, aunque no estaba del todo seguro y al mirar hacia todas direcciones no podía advertir nada raro...

AMOR NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora