CAPITULO 13: LA BODA

12 2 0
                                    

El gran día había llegado, todos los amigos y familiares de Annie se habían reunido para la boda, entre los invitados estaba Caroline por supuesto, que había sido una de las damas de honor, la ceremonia sacramental se había realizado en las horas de la tarde y William se había excusado para no ir en ese momento, pero llegaría en la noche para la celebración.

Desde que eran oficialmente pareja, le encantaba pasar tiempo con él pero había ocasiones en las que sentía que algo no andaba bien, a veces tenía comportamientos inusuales, jamás habían salido de día, él siempre tenía un compromiso o una excusa para no hacerlo o al menos eso sentía ella, sin embargo el tiempo que compartían era el mejor de todos, jamás había sentido una conexión tan grande con una persona como con él.

Eran las 7 de la noche cuando lo vio entrar al salón, se veía perfecto, llevaba un esmoquin negro con camisa blanca en cuello de pajarita y corbata negra, pantalón de corte clásico y unos zapatos perfectamente encerados. No podía menos que admirar a ese hombre tan guapo que se veía aún más espectacular que el mismo novio, él era su pareja.

Podía notar como varias de las invitadas le clavaban los ojos encima, pero para su orgullo ese hombre era suyo y caminaba hacia ella mirándola con una sonrisa deslumbrante y perfecta, se acercó y besó sus labios muy suavemente, su olor era extremadamente delicioso, estaba embriagada con su sola presencia.

Con el pasar de las horas la fiesta se iba poniendo más animada, había música, baile y muchas risas; él destacó principalmente en el vals, lo hacía maravillosamente bien en los bailes clásicos pero no tanto en los bailes modernos.

Se estaban divirtiendo mucho pero había cosas que a veces la inquietaban de él, como por ejemplo el hecho de que casi nunca lo había visto comer, parecía no gustarle ninguna comida o al menos era la impresión que daba. Los canapés y aperitivos que repartían en la fiesta ni los tocó, era una locura lo que estaba pensando pero parecía que desde que lo había conocido no lo había visto comer comidas sólidas, sólo bebía licor y era increíblemente tolerante a ello, pero decidió dejar esos pensamientos de lado y disfrutar de la fiesta.

Mientras departían con algunos de sus amigos, ellos habían quedado encantados con él, ya que poseía una cultura inigualable, un conocimiento general de las cosas. Parecía una enciclopedia andante, sin importar que le preguntaran él siempre tenía una respuesta, sabía tanto de finanzas, como de historia, teología, deportes y medicina, era una de las cosas que más le gustaban de él.

Días antes él la había recogido en casa de su abuela para ir a jugar bolos, había platicado unos minutos con la anciana, en un perfecto y fluido tailandés cosa que la había dejado enamorada ¿Ahora tendría que luchar por su amor con su abuela? Era un pensamiento gracioso que llegaba a su mente haciéndola sonreír.

Ella por su parte llevaba un vestido color palo de rosa perfectamente ajustado a su cuerpo, con un adorno blanco en forma de flor en uno de los hombros y una abertura en su pierna derecha que dejaba ver parte de su muslo.

Se veía hermosa o al menos era lo que le repetía William a cada rato cuando bailaban, apoyaba su barbilla en su hombro y le susurraba al oído.

W: Te ves espectacularmente hermosa esta noche, eres tan perfecta.

C: Siempre haces que me sonroje.

W: Eso quiere decir que lo estoy haciendo bien.

C: Ya lo sé, te encanta hacerme avergonzar.

W: Me encanta halagarte que es muy diferente.

Estaba tan feliz que la alegría no cabía en su pecho, habían bailado y bebido alegremente toda la noche; pero ahora estaba sonando su celular, cuando lo sacó y miró quien llamaba, la expresión de su rostro cambió de manera radical y lo volvió a guardar en el bolsillo de su chaqueta.

AMOR NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora