CAPÍTULO 20: MUERTE

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Kiran tenía una gran facilidad para manipular a la gente, desde antes de convertirse en vampiro lograba que las personas hicieran exactamente lo que él quería, todos menos William; aunque eran gemelos idénticos sus personalidades no podían ser más opuestas, casi se podían ver como una versión vampiresca de Caín y Abel.

Kiran era cínico, despiadado y sarcástico; disfrutaba especialmente con la desgracia de su hermano, pero esta vez William estaba dispuesto a todo para no dejar que éste se saliera con la suya como lo hacía siempre.

Habían pasado alrededor de 20 a 30 minutos cuándo regresó a la habitación dónde estaba Caroline esperándolo, estaba malherido y botando mucha sangre, ella al verlo se asustó, corrió hacía él y lo ayudó a acomodarse en la cama ¿En qué momento había llegado a todo esto? ¿Por qué su hermano aparecía justo en ese momento para arruinarlo todo? Sencillo, porque él era así y su mayor felicidad en la vida era molestar a William, no necesitaba otra razón.

C: Tienes que alimentarte de mi, estás muy herido.

Caroline hablaba con desesperación, su rostro estaba desdibujado por el pánico, había puesto una toalla en su cuello para detener la hemorragia, no quería que lo viera así pero no podía ir a otro lugar en ese momento y menos con las heridas tan profundas que tenía.

W: No lo haré.

C: No tienes otra opción, tus ojos brillan... brillan mucho, has perdido mucha sangre y no trajiste ninguno de tus frascos ¿verdad?.

Él lo pensó detenidamente, llevaba muchos años sin morder a un ser humano, desde la Segunda Guerra Mundial, cuando se alimentaba de los soldados heridos a punto de morir, pero ahora no veía otra opción más que hacerlo de la persona que más le importaba en este mundo. Después de pensarlo por algunos minutos accedió a morderla, sus heridas no eran mortales, pero Caroline tenía razón, había perdido mucha sangre y no podría recuperarse rápido sino accedía a hacerlo.

W: Llevo casi 80 años sin morder a nadie, no se si pueda controlarme tan fácil...

C: Sé que lo harás.

Finalmente se incorporó en la cama, sus ojos cambiaron a rojo y dejó ver sus perfectos y afilados colmillos, podía escuchar el corazón de Caroline acelerándose, podía ver sus venas latiendo en su cuello, su arteria carótida ahora parecía más provocativa que cualquiera antes, estaba sediento y a punto de romper su ayuno autoimpuesto. Al morderla automáticamente ella cayó en un sopor mientras él la sostenía en sus brazos; era lo más dulce que había probado nunca, así que se aferró fuerte a ella mientras succionaba su sangre.

C: Will... Para...

En medio de su deleite pudo escuchar su tenue voz y la soltó, ¿Cómo era posible que ella tuviera la conciencia para hablarle en ese momento? Estaba confundido, normalmente sus víctimas quedaban indefensas ante su mordida, no tenían conciencia de lo que pasaba y por eso mismo luego no recordaban el hecho.

W: ¡Lo siento! ¿Estás bien?

C: No dolió tanto como pensaba.

Ella tocaba su cuello aunque ya no había marca en él, William estaba desconcertado por la situación tan atípica, solo la miraba en silencio tratando de ordenar sus ideas.

C: ¿Te sientes mejor? ¡Wow tus heridas se están cerrando! ¿Will? ¿Qué pasa? ¿Will?

Él podía escucharla pero seguía atónito, ¿acaso era posible que ella fuera algo más?... Sus pensamientos fueron interrumpidos por un estrujón por parte de Caroline.

W: ¿Tú?

C: Me estás asustando ¿Qué pasa?

W: ¿Recuerdas la mordida?

AMOR NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora