[ (1/?) Extra!] Días juntos.

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Eret veía a la playa, esas aguas azules le recordaba a su amado, era su color favorito, ¿cómo no verlo en todas partes?, esa persona estaba en todas partes menos a su lado, cuando lo tuvo lo dejó ir y se arrepentía.

-Eret- La voz de Wilbur rompió el silencio de aquella tranquila playa haciendo que la castaña se alarme haciendo que quiera huir -Tranquila, no te haré nada, no te puedo culpar- Quackity le había dicho que no lo hiciera y no lo iba a hacer.

-¿Necesita algo, Soot?- Nerviosa preguntó.

-Necesito darte esto- De un bolso sacó aquella carta y se la pasó a la anterior reina.

Aquella letra, su nombre escrito en esa desordenada y caótica letra, oh, su amado, le hacía tanta falta que las lágrimas salieron a ver lo poco que le quedaba de aquel hombre que se robó su corazón.

-Te dejaré sola- Wilbur comenzó a caminar pero antes de desaparecer dijo -Cuidese, reina- Y así eliminó cualquier rastro de su presencia.

Eret titubeante abrió aquella carta, necesitaba leerla pero su corazón dolía tanto que creería que iba a morir, subió los ojos y directo al océano le habló al autor de su sufrimiento.

-¿Por qué me haces esto, querido?- sintió como una ola llegaba hasta sus pies, quería llorar.

Desdobla aquella hoja con cuidado y empieza a leer.

Eret, cariño, muy seguramente cuando leas esto yo ya esté muerto.

Desearía estar a tu lado y decirte que todo estará bien pero no puedo, además que no estoy físicamente contigo no sé como irán las cosas pero espero que bien; esto fue por tu bien y por el de los demás, no puedo ni imaginar lo que habría pasado si no hubiese hecho esto.

Cambiando de tema, lamento mucho no ser el hombro en el que te puedas apoyar porque seguramente estás tan cansada que necesitas descansar pero al mismo tiempo no puedes, desde hace tiempo me di de los sentimientos que te torturaban desde lo profundo de tu mente y que al estar conmigo solo hacía que tu conciencia te torturara más.

¿Por qué me amaste, Eret?

Sabiendo que no soy la mejor persona y siendo la persona que te hizo tanto daño sigo sin entender como me amaste por tanto tiempo, las veces que quiero decirte cuanto lo lamento no van a compensar las veces que te lastimé, desearía calmar tus pesares y hacerlos míos, devolverte tu corazón completo y sano pero ninguno de los dos regresará de esa forma porque tú tendrás una parte del mío y yo me llevaré otra parte del tuyo.

Las veces que miro las joyas que hay en el castillo o música tranquila en mi mente pienso en ti, digo "a ella le gustaría eso", es raro tenerte en mi mente todo el tiempo pero no es malo, es reconfortante.

Para terminar quiero decirte que aunque no esté ahí a tu lado puedo asegurarte que te estaré acompañando en las buenas y en las malas, no te dejaré sola, siempre estaré contigo aunque no sea a como ambos deseamos.

Te amo, Eret y lo haré hasta que mi último suspiro salga.

Las lágrimas no se hicieron esperar y empezaron a caer en la carta buscando una pizca de aquel hombre. No podía ser peor la situación de la castaña, quería irse pero sabía que a Quackity no le gustaría eso así que solo se limitó a llorar en su lugar hasta que nuevamente otra ola la sacó de su transe viendo aquella carta haciendo que viera la ola ir hasta donde ella estaba y regresar.

Sabía lo que iba a hacer ahora.

Caminó por aproximadamente una hora leyendo una y otra vez aquella carta con la voz de su amado procurando no olvidarla, cuanto se odiaría si lo hiciera.

Una vez llegó a aquel lugar el jardín de aquel castillo que tanto le encantaba al pelinegro estaba arreglado solo para él, el castillo había sido abandonado a como también la aldea, habían hecho una alianza entre los pueblos y al ver los daños que causaron las minas de aquel golpe de estado decidieron moverse hasta Karmaland.

Ahora todo ese valle era de ambos amantes los cuales no volverán a estar juntos en mucho tiempo.

Eret se puso de cuclillas frente a aquella tumba llena de flores y aquella foto de su amado en la que se le veía en ese mismo jardín tranquilo, de su bolsa sacó unas cosas y las puso en el cofre que estaba a un lado.

-Te traje tus cigarrillos- Dijo Eret, nunca le gustó que Quackity fumara pero él era terco -¿Hace mucho no trataba de hablar contigo?, no sé cuánto tiempo ha pasado para ser honesta.

La castaña suspiró y recostó su cuerpo con aquella roca.

-Cuando me fui tenía la esperanza que llegaran a tiempo y te salvaran, por eso me fui- vio sus manos y la imagen de aquella espada se reflejó desde sus memorias -A veces cuando tengo una pesadilla de aquel momento te busco en la cama- rió pesada -Sé que es estúpido pero es que realmente me haces falta, demasiada falta, desearía estuvieras a mi lado ahora mismo.

Empezó a llorar nuevamente y se aferró a aquella roca como que si eso le fuese a regresar a su amado, que pena que no fuese así, ilusa reina de corona de espinas, le han quitado la de oro y no será regresada.

Las aves volaban por el lugar, cantaban y por más ruido que hicieran los llantos eran escuchados, llantos que habían durado quizás hasta meses, los llanto que eran internos por fin salieron a la luz ese mismo día, uno tras otro.

-¿Por qué te amaba?, eso preguntaste, ¿no es así?- preguntó a la nada -Porque eres el hombre más terco, tonto y egoísta que conozco pero de igual forma tenías esa forma tan hermosa de vivir y de hacer sentir a la gente que estaba a tu alrededor que tu brillo me atrajo a un final el cual no quería presenciar.

Lloró por horas, aferrada a aquella tumba o así fue hasta que quedó dormida, esperando a encontrar al amor de su vida a su lado al despertar pero no fue así.


No pertenece -{Quackity :]}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora