Estaba sentado en una colina, a la izquierda de la entrada del túnel, con las manos en torno a las rodillas, observandolo. Desde tan lejos, Louis solo pudo ver que se trataba de un chico, probablemente adolescente o solo unos años más grande, de cabello rizado chocolate revuelto por el viento. Cuando lo vio, no se puso de pie ni le sonrió; solo siguió mirándolo.
Había algo extraño en el modo en que estaba allí sentado, una figura solitaria en aquel lugar aislado. Louis no imaginaba cómo había llegado allí, a menos que también hubiese estado en el tren. Lo saludó de lejos, contento de tener a alguien con quien compartir aquel horror, pero él no le respondió. Le pareció ver que se erguía un poco más, pero estaba tan lejos que era difícil saberlo con certeza.
Sin apartar los ojos de él para no perderlo de vista, Louis bajó resbalando y deslizándose por el terraplén de grava de las vías y cruzó de un salto una zanja pequeña llena de agua y malezas. Había una cerca de alambre de púas que separaba las vías del campo abierto. Con cuidado, Louis sujetó el alambre más alto entre dos de los nudos de metal retorcido y lo empujó hacia abajo con todas sus fuerzas. Cedió apenas lo suficiente para que alcanzara a pasar las piernas por encima con dificultad. Mientras cruzaba la segunda pierna, se le enganchó el pie y estuvo a punto de caerse, pero logró aferrarse al alambre y conservar el equilibrio. Las púas se le clavaron en la mano, le atravesaron la piel e hicieron rezumar algunas gotitas de sangre. Examinó su mano por un instante y luego se la frotó contra la pierna. Una mancha oscura en sus jeans le hizo dar otro vistazo. Tenía una enorme mancha roja en la cara externa del muslo. La miró un momento, hasta que recordó que se había limpiado las manos en los pantalones para quitarse aquello pegajoso que había en el suelo del vagón. Al comprender de qué se trataba, palideció y se le revolvió el estómago.
Meneo la cabeza para quitarse de la mente las imágenes espeluznantes que por ella pululaban; luego se apartó de la cerca y volvió a fijar la mirada en el desconocido. Estaba sentado en la ladera de la colina, unos cincuenta metros más arriba que él. Dese estancia, alcanzó a verle el rostro, y le sonrió a modo de saludo. El no respondió. Un poco avergonzado por tan fría recepción, Louis mantuvo los ojos en el suelo mientras subía hacia donde él estaba.
Era una pendiente escarpada, y no pasó mucho tiempo hasta que empezó a jadear. La ladera estaba empinada, y la hierba crecida dificultaba andar por ella. El hecho de bajar la vista y concentrarse en sus pies le daba una excusa para no establecer contacto visual hasta que fuera necesario.
🛶
El chico que estaba sentado en la colina lo observó acercarse con ojos fríos. Lo había observado desde que él había salido de la oscuridad del túnel como un conejito asustado que sale de su madriguera. En lugar de gritar para llamar su atención, se había limitado a esperar a que él lo viera. Por un momento, le había preocupado la posibilidad de que volviera a internarse en el túnel y había pensado en llamarlo, pero él había cambiado de idea, de modo que se había conformado con quedarse sentado en silencio. Ya lo vería.
Y así fue. Lo divisó, y el vio que sus ojos se llenaban de alivio mientras le hacía señas con mucha energía. El no le respondió, Vio cierta vacilación en el rostro del muchacho, pero luego lo vio apartarse de las vías y empezar a caminar hacia el. Avanzaba con torpeza, aferrándose a la cerca de alambre de púas y tropezando con manojos de hierba mojada. Cuando el chico se acercó lo suficiente para descifrar la expresión de él, apartó la mirada y siguió escuchando el sonido de los pasos de el que se acercaban.
Había establecido contacto.
🛶
Por fin, Louis llegó hasta el sitio donde él estaba sentado y pudo mirarlo mucho mejor. Había estado en lo cierto con respecto a su edad: tendría, como mucho. un año más que el. Llevaba puestos unos jeans de color negro, botas algo desgastadas y un jersey del mismo color que sus pantalones con la palabra “Teenage Runaway” escrita en letras blancas. Por el modo en el que estaba sentado, era difícil adivinar su constitución física, pero no parecía bajo ni flacucho. Estaba bastante bronceado y tenía algunos lunares esparcidos en su rostro, uno específicamente al costado de sus labios que resaltaba más. Su rostro tenía una expresión dura, indiferente, y apenas Louis empezó a acercarse, apartó la mirada hacia el paisaje desolado. Ni siquiera cuando se detuvo justo frente a él cambió su expresión ni la dirección de su mirada. Era muy desconcertante, y él vaciló, sin saber muy bien qué decir.
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"EL BARQUERO DE ALMAS" (Larry Stylinson)
FanfictionLa vida y la muerte van de la mano. El amor y el sufrimiento también Louis se dará cuenta de esto cuando tenga que decidir entre sobrevivir o arriesgarlo todo por alguien que ya no tiene salvación... ¿o si? 《Adaptación Larry Stylinson》