CAPÍTULO 6

15 2 0
                                    

Cuando Louis abrió los ojos, estaba otra vez en el tren. Parpadeo, confundido por un momento, pero luego se encogió de hombros casi imperceptiblemente y aceptó aquel extraño giro de los acontecimientos. El tren tembló y se sacudió al efectuar el cambio de vías, y luego siguió su marcha con una vibración suave. Louis volvió a cerrar los ojos y apoyó la cabeza en el respaldo del asiento.

Le pareció que había pasado apenas un segundo, pero cuando abrió los ojos, algo había cambiado. Frunció el ceño, perplejo. Seguramente se había quedado dormido otra vez. Las luces brillantes del vagón le lastimaban los ojos y lo obligaron a entornarlos. Meneo un poco la cabeza para despejarla y cambio de posición incómodo. Las bolsas de la mujer ocupaban una cantidad ridicula de espacio.

Recordó que había prometido a su padre que le avisaria cuando estuviera en el tren, y con cierta dificultad, sacó el móvil del bolsillo. Activo la pantalla y empezó a escribir el mensaje.

》Papá, ya estoy en el tren. Sin mucho retraso, en…《

Una súbita sacudida del tren le desvió el codo y le arrancó el teléfono de la mano. Intento afferrarlo con la otra, pero apenas alcanzó a rozar el borde, con lo que el aparato salió despedido más lejos. Cayó al suelo con un horrible sonido a roto, y Louis lo oyó resbalar por el vagón.

–Maldición – murmuró por lo bajo.

Tanteó el suelo durante unos segundos hasta alcanzar el teléfono. Estaba pegajoso; seguramente algun idiota habia derramado zumo en el suelo. Louis recogió el teléfono y lo examinó.

En lugar de zumo, el movil estaba cubierto de una sustanci espesa, de color rojo oscuro, que chorreaba sobre el colgante de adorno y goteaba lentamentedesde el extremo; al caer, las gotas formaban pequeñas explosiones en la rodilla de sus jeans. Levantó la mirada y vio por primera vez los ojos de la mujer que iba sentada frente a él. Le devolvieron una mirada sin vida. Le sangraba la cabeza y tenía la boca abierta, los labios grises retraídos en un grito. Louis miró alrededor, desesperado, y vio a los dos fans de los Rangers con los que no había querido sentarse. Estaban tendidos, abrazados, las cabezas juntas en un ángulo que no parecía correcto. Otra sacudida del tren los hizo caer hacia adelante como marionetas; sus cabezas estaban adheridas a sus cuellos por jirones de tendones. Louis abrió la boca para gritar mientras el mundo se hacía pedazos.

Todo empezó con una horrible frenada, un sonido que le puso los pelos de punta y erizo cada nervio de su cuerpo, un sonido de metal estrellándose contra metal y desgarrándose. Las luces parpadearon y el tren pareció retorcerse y sacudirse bajo sus pies. Salió despedido del asiento con una fuerza increíble y fue a dar directamente contra la mujer monstruosa que iba frente a él. Los brazos muertos de la mujer parecían listos para abrazarlo, y su boca abierta pareció extenderse más en una sonrisa espantosa.

🛶

–¡Louis! – La voz, desconocida al principio, lo hizo regresar a un estado consciente. –¡Louis, despierta!

Algo estaba sacudiendole el hombro con fuerza. Louis ahogó una exclamación y levantó la cabeza de la mesa sobre la que, seguramente, se había quedado dormido, y vio un par de ojos verdes llenos de preocupación.

–Estabas gritando – explicó Harry, por una vez con desasosiego.

Aún sentía el terror del sueño. Aún veía ante sus ojos la sonrisa mortal de la mujer y la adrenalina corría por sus venas. Pero no era real. No lo era. Poco a poco, su respiración se fue haciendo más lenta a medida que la realidad volvía a imponerse.

–Una pesadilla – murmuró él, avergonzado. Se incorporó, rehuyendo la mirada de Harry, y miró alrededor. Hacía tiempo que el fuego se había apagado, pero las primeras luces del alba habían empezado a iluminar el cielo, y pudo ver el entorno con claridad.

"EL BARQUERO DE ALMAS" (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora