CAPÍTULO 15

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-¡Harry! -exclamó

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-¡Harry! -exclamó.

Se levantó de un salto y casi se cayó en su prisa por cruzar la habitación. El rizado se puso de pie al verlo acercarse, y Louis, sin pensarlo, lo abrazó aliviado. Se le escaparon algunos sollozos leves que le estremecieron el pecho. Apoyó la cabeza en el hombro de él y se entregó al océano de seguridad y placer que lo envolvió.

Por un momento, Harry se quedó paralizado, pero luego lo rodeó con sus brazos y lo estrechó con fuerza. Le acarició la espalda con una mano mientras el ojiazul seguía llorando contra su pecho.

Al cabo de un rato, Louis sintió que la catarata de emociones se apaciguaba, y se apartó de él, turbado otra vez. Tenía poca experiencia en abrazos con otros chicos, y su mente era un torbellino de emociones confusas. Sintió un ligero calor en las mejillas al ruborizarse, pero se obligó a mirarlo a los ojos.

-Hola -susurró.

Harry estaba de espaldas al fuego y su rostro estaba en sombras.

-Hola -respondió; su voz delató una sonrisa.

-Creí... creí que no volverías. -La voz de Louis se entrecortó por la emoción, pero prosiguió, desesperado por saber-. ¿Qué pasó? Venías justo detrás de mí.

Hubo una pausa, Los ojos del castaño escudriñaron la oscuridad, pero no alcanzó a ver lo suficiente como para distinguir la expresión del rizado.

-Lo siento -murmuró Harry.

Lo tomó de la mano y lo llevó hasta la cama, donde se sentó a su lado. La luz del fuego le iluminó el rostro por primera vez, y Louis ahogó una exclamación.

-Dios mío, Harry, ¿qué te ha pasado? -le preguntó.

Su rostro estaba apenas reconocible, Tenía un ojo hinchado y casi cerrado, y el otro estaba inyectado en sangre. Tenía la mandíbula magullada e hinchada, y un corte profundo que le atravesaba una mejilla. Intentó sonreír, pero fue evidente que el movimiento le provocó dolor. Incluso en la penumbra, sus ojos reflejaban el sufrimiento que había padecido. Louis levantó una mano para acariciarle el rostro, pero vaciló, por temor a causarle más dolor.

-No importa -respondió Harry-. No es nada.

Louis meneó la cabeza lentamente. Sí era algo. Tenía el rostro destrozado, mutilado. ¿Sería por él?

-Harry...

-Shh -lo tranquilizó-. Ya te he dicho que no es nada. Veo que aún duermes -observó, en un intento obvio de cambiar de tema.

Louis asintió.

-Solo para matar el tiempo.

-¿Crees que puedas dormir un poco más? -El ojiazul meneó la cabeza antes del final de la pregunta-. Bueno, al menos deberías acostarte y descansar; mañana nos espera un largo viaje.

"EL BARQUERO DE ALMAS" (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora