CAPÍTULO 2

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–Es indignante. Un escándalo.

El extraño había decidido que, ya que la lluvia no lo dejaba leer, al menos podía concentrarse en lo que parecía mejor después de eso: quejarse. Louis le echo un vistazo, dubitativo. No quería entablar una conversación con aquel hombre de mediana edad cubierto de tweed¹ y tener que seguir así hasta llegar a Aberdeen. Se encogió de hombros, un gesto que pasó casi inadvertido bajo su gruesa parka. 

El hombre siguió hablando, sin inmutarse por la falta de entusiasmo de él.

–Digo yo que, con lo que están cobrando, cualquiera pensaría que llegarían a tiempo. Pero no. Es indignante. Llevo veinte minutos esperando, y cuando llegue, no habrá donde sentarse. Es un pésimo servicio. 

Louis miró alrededor. Aunque había un muestrario de la sociedad cobijandose bajo los diversos techos, no había tanta gente en el andén como para poder perderse de vista entre ellos.

El hombre del tweed se volvió hacia él.

–¿No te parece?

Obligado a dar una respuesta directa, Louis intentó comprometerse lo menos posible.

–Mmmm.

Por lo visto el hombre tomó eso como una invitación a continuar con su diatriba. 

–Era mejor cuando los ferrocarriles eran nacionales. Con ellos, uno sabía donde estaba parado.

Que llegue ya el tren, pensó Louis, desesperado por librarse de aquella farsa social. Y apareció, como un caballero de armadura oxidada. Un destello de esperanza en un día lleno de vergüenza y tormento. 

Recogió la mochila, que había dejado a sus pies. Estaba desteñida y gastada, como la mayoría de las cosas que tenía. Louis se adentro junto a los demás pasajeros hacia el tren, que iba frenando lentamente. Por fin se detuvo con un siseo hidráulico, y él quedó en un punto equidistante entre dos puertas. Observó rápidamente hacia cual se dirigía el desconocido de tweed y luego, con toda la velocidad que le permitió su carga, se lanzó hacia la otra puerta.

Una vez en el vagón, miro a la izquierda y derecha. Divisió los asientos libres, y no tardó mucho en descubrir por qué seguían vacíos cuando el tren iba lleno. En un extremo, iba una madre con un bebe que chillaba, con su carita enrojecida, fruncida y enojada; a su lado estaba el carrito del bebe y varios bolsos con todo lo que una criatura podía necesitar. Al otro lado del pasillo, algunas filas más allá, había un asiento doble frente a un par de adolescentes borrachos con camisetas azules de los Rangers.

La única opción que quedaba era en mitad del vagón, apretado entre una mujer corpulenta que llevaba muchas bolsas de compras que había acomodado en el asiento contiguo y en el de enfrente de un modo que dejaba claro que no quería compañía. Sin embargo, cara de pocos amigos o no, era la opción más aceptable. 

–Disculpe– murmuró Louis, al acercarse a ella.

La mujer suspiró con fuerza para demostrar su disgusto, pero retiró las bolsas, y Louis se sentó, después de quitarse la chaqueta y acomodarla, junto a su mochila. en el portaequipajes. Mientras esperaba el tren en el andén, había hurgado rápidamente en su mochila y sacado su reproductor de MP3 y unos auriculares. Se los colocó sin mucho cuidado, cerró los ojos y subió el volumen, para que el ritmo pesado de su banda preferida de indie rock apagara el mundo a su alrededor. 

Louis no alcanzó a oírlo, pero el tren arrancó con un rezongo y empezó a tomar velocidad rumbo a Aberdeen.

Con los ojos cerrados, pensó en el fin de semana que pasaría. 

Los nervios y el entusiasmo luchaban por controlar el aleteo que sentía en el estómago al pensar en bajar del tren y buscar al hombre que era prácticamente un extraño para él. Había pasado meses intentando persuadir a Joan de que le diera el teléfono de un tal James, su padre. 

No tenía idea de quién o cómo era su padre, su madre no había podido darle más detalles. Ellos no hablaban jamás. James se había marchado cuando ella se lo había pedido y nunca había vuelto a molestarlos, también como su madre le había pedido. Louis tenía cinco años por entonces, y en más de la década transcurrida, el rostro de su padre había pasado a ser menos que un recuerdo. 

La pantalla de su teléfono se enciende. Louis había recibido un mensaje de texto de su única amistad desde que tiene consciencia. Katie, su mejor amiga, se habían conocido en el preescolar y desde entonces no se separaron. Ella le había escrito para recordarle que todo iba a ir sobre ruedas y que no se preocupara por nada. 

》Todo va a salir bien. De todos modos, necesitas conocerlo. ¡Y si tu madre lo odia tanto, tal vez sea buena idea tenerlos en dos ciudades distintas! ¿Cómo vas? ¿En tren?《   

 》Si, el me compro un billete. Dice que quiere compensarme por estos años perdidos.《

Louis tenía ese mismo billete en la mano en ese momento. Debía enviar un mensaje de texto a su padre para avisarle que estaba en camino. Le había impresionado que él supiera enviar mensajes de texto; Joan ni siquiera era capaz de hacer una llamada con el móvil. Creó un nuevo mensaje de texto y empezó a escribir. 

》Papá, ya estoy en el tren. De momento va con poco retraso.

Estoy ansioso por conocerte :) Louis.《

Justo cuando pulsaba Enviar, la ventanilla se puso negra. Fabuloso, pensó, un túnel. En la pantalla del móvil se veía pasar una sola palabra: Enviando. Pasó tres veces, hasta que el teléfono emitió doble bip: Mensaje no enviado.

Maldición, murmuró Louis.

Irracionalmente, hizo la prueba de sostener el teléfono por encima de su cabeza, sabiendo que sería inutil. Aún estaban en el túnel; ninguna señal podía atravesar tanta roca. Estaba así, con el brazo en alto como una miniatura de la Estatua de la Libertad, cuando sucedió. Se apagó la luz, hubo un estallido de sonido, y el mundo terminó. 

🛶

1 Tweed: El tweed es un tejido de lana aspera, calido y resistene, originario de escocia. (un saco/abrigo)

Nuevo capítulo. Espero les vaya gustando. Se viene lo bueno y como soy tan considerada y también soy lectora y no me gustaría quedarme con la duda de que pasará después del final de un capítulo. A la noche voy a subir el tercero.
Recuerden votar, y que también pueden comentar, marcar errores, o sugerir siempre respetuosamente (me ayuda mucho y a que la historia crezca), Gracias por leer. Nos vemos a la noche!!!
TPWK XX A.

"EL BARQUERO DE ALMAS" (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora