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Siento como quitan mi maleta y veo la mirada de comprensión del chofer de Eilish cuando la veo subirla al maletero de la camioneta, siento como ella me arrastra a uno de los callejones y antes de golpear mi espalda con la pared me deja suavemente.

-¿Te importa?- dije simplemente quitándole importancia.

-¿Ya no te intereso o que?- eso sonó como un rugido, pero por mas que este asustada por su voz, me mantuve serena en mi papel.

-Puedes verlo como quieras Eilish- respondí tajante, sus manos que estaban a cada lado de mi rostro estaban apretados como puños y sus respiración estaba inestable.

-No juegues conmigo- siseo con su rostro cerca del mio.

-¿Y acaso tu tienes derecho a jugar conmigo?- mi voz era muy sutil y serena y creo que ella lo que estaba eran gritos y escenas de celos. No, no le daría lo que ella quería, no veía cuan dolida he estado ella debía ver esta fase de Samantha ,una fase que no traspasara fácilmente.

-¿Jugar? ¿Que mierdas dices?- su mandíbula se apretó.

-Pude valerme por mi misma toda mi vida, no eres indispensable- aquello lo dije mirándola fijamente. Su respiración se normalizo un poco y asintió.

-Lo se- fue su única respuesta -De eso tengo miedo- comento mientras se alejaba -Te conocí siendo independiente y valiendote por ti misma, y tengo miedo que sepas lo capaz que eres estando sola por el mundo sin que me necesites como antes- confeso.

-Señora, se nos hace tarde- dijo el chofer con un tono ligeramente alto.

-Vamos- camino delante de mi, abrió la puerta del auto y en silencio viajamos hacia su zona de despeje privada.

Estuve al borde del colapso al saber que ella estaba siguiendo con su vida sin mi, por una putisima y simple semana, saber que ella puede conseguir a otra persona menos complicada con una vida normal que solo le de amor y no problemas.

La cantidad de personas que desearían estar a su lado eran inmensas, desde varios socios hasta amigos, no soy una mujer tonta y tampoco ella lo es. Le dije lo que sentía y es como si nunca le dije nada.

Quizás no confíe en mi, quizás yo no le he infundado la confianza suficiente. Es mi culpa lo se, le di todo a una persona que ha tenido todo a medias, cualquiera se vuelve inseguro y no la puedo culpar.

Pero su silencio me mata, sus palabras me carcomen y me dejan en un trance de pensamiento.

Pero por mi parte parece su dial, debo entenderla.

El viaje no es lo mismo con su silencio y sus risas silenciosas, solo queda admirarla y no causarle que se tire y termine muerta, ella muere y yo muero. ¿Como llegue al punto de decir eso? No lo se, pero aquí estoy diciendo lo que siento o pensándolo en silencio, como ella.

¿Que pensara? Difícil de saber, pero no imposible. Bueno al tal vez si, pero si se lo saco puedo saberlo.

-¿Me perdonarás lo que sea que haya hecho?- le pregunto mientras ella no deja que nadie mas lleve su maleta. No responde. - Samantha - La llamo, ella gira su rostro y alza su ceja, lo vuelve a girar y yo quedo frustrada.

Llevamos unos pasos mas adelante -¿Que fue lo que hice?- pregunto, ella hace lo mismo que hace rato y sigue con su camino.

Damos unos otros pasos -Tengo 45 años y le estoy rogando prácticamente a una mujer de la mitad de mi edad que me perdona ¿Acaso no tengo méritos?- digo y ella como antes se gira pero agrega el encogimiento de hombros.

-¿Que?- le conseguí el paso y ella solo me dedico una sonrisa.

-Dos habitaciones por favor- Murmuré en la recepción, se que tenia esa típica cara de pocos amigos.

-Gracias- dijo cuando tomo su llave y fue a su habitación, pero antes de cerrarla la tome del brazo .

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Pongan el número de tarjeta de sus papás yo yo les digo que canción de Billie son ¿Va? 😸

𝐒𝐄Ñ𝐎𝐑𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora