Capítulo 5

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Isaac

Sigue siendo hermosa.

La maldita arquera estrella sigue siendo una jodida mujer preciosa.

Labios rosados, cabello café largo y sigue sin definir su cabello, así que luce despeinado, pero es una mezcla de un lacio y un quebradizo, sin embargo, se ve sedoso y unos putos ojos azules que brillan como el mar o el cielo. Son claros que me vuelven loco.

No tiene rastros de ser la misma adolescente que se fue cuando tenía 18 años, la mujer que me abandonó hace casi 6 años.

Pero... ¿Cómo se atreve a volver? ¿Cómo se atreve a volver aparecerse cuando todo estaba yendo bien?

La veo irse con el puto traidor de David. Ese maldito me las pagará, supo de ella todo esté tiempo y nunca fue capaz de decir ninguna sola palabra.

La detallo de espaldas y el vestido se amolda a sus curvas suaves, sigue manteniendo una cintura pequeña, tal cual la de una modelo que estoy seguro de que cabe a la perfección en mis manos, tiene un trasero redondo y espectacular que me hace bajar la mirada y ser un pervertido.

Estoy seguro de que mi polla está endureciendo solo con ver la espalda de esa mujer, me concentro en el odio que le tengo por abandonarme, por irse sin una puta explicación.

Cada recuerdo que se me viene a la mente es un golpe de karma, una lección que le mostraba lo efímero de la felicidad que una vez creí tener a su lado. Cierro los ojos recordando el maldito rubor que tenía en su rostro cuando la sostuve de caerse.

Quiero arruinarla.

Quiero hacerla sufrir por como ella me hizo sufrir a mí.

Quiero ver como arde en dolor tal cual yo lo hice.

Nunca olvidaré las caras de Harry y el tío Ian. Me miraban cuando fui a la casa de ellos por Helena, tenía una caja de cumpleaños, y lo único que recibí fueron disculpas y una maldita carta de Helena que decía que me dejaba.

Sin embargo...

A pesar de la ira que siento por hacerla sufrir, por hacerla pagar por dejarme, sigue habiendo un deseo.

Nunca experimente amor hasta que ella llego a mi vida.

Sigue acelerándome el puto corazón, incluso cuando mi cerebro se inclina por la venganza.

¿Será bueno arruinarla? ¿Será bueno convertirme en un patán o hijo de puta? Siempre fui rencoroso, pero ¡Joder! Con ella es diferente.

Todo es diferente.

Supongo que sobre la marcha podré saber si merece que sea su karma o no.

Marco por teléfono a Thomas y solo bastan unos segundos para que contesté.

—¿Sí sabes que estoy a unos metros de ti? —me giro y lo miro del otro lado del lugar.

—¿Cómo castigarías a una mujer mentirosa?

Veo como hace de lado su cara.

—¿Una mentirosa?

—Sí.

—Detalles.

Podría mandarlo lejos porque no estoy se humor para darle detalles, pero se los doy.

—Una mentirosa que sigue fingiendo no conocerte, que se niega a hablar con la verdad y solo dice mentiras.

Parece meditarlo, pero una risa se escucha a través del teléfono.

—No soy abogado o juez para castigar a las mentirosas, pero si esa mujer me ha robado el sueño varias veces entonces conoces mi método. Se castiga con sexo.

El karma de Isaac (E.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora