Capítulo 22

64 3 0
                                    

Me imagino a Jennifer como Adelaide, pero con ojitos verdes.

━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━



9 de julio, 2019

Isaac

Han pasado cuatro jodidas semanas desde que David se fue, la única manera en la que pude contactarlo fue por la chica que nos hizo una sesión de fotos.

El entrenador y Nicki hicieron un anuncio de que no darían detalles de nada y que tampoco se harán entrevistas. Solo la Casa Real ha estado dando comunicados en estas semanas, solo Guillermo es el único que no ha hablado nada de David, ignora los comentarios que le hacen de su hermano.

—Es por aquí —murmura Jennifer.

Miro a mi alrededor y no puedo creer que haya estado en nuestras propias narices.

—¿Cómo es que lograste que estuviera encerrado todo este tiempo? —le pregunto.

David no es una persona que le guste estar en casa o encerrado, siempre ha sido una persona libre.

Se encoge de hombros.

—No lo hice, él simplemente no sale, debería cobrarle los intereses ¿Te lo vas a llevar?

—¿Quieres que me lo lleve? —la sigo hasta que nos paramos frente a un estudio de fotografía o al menos la fachada da esas vibras.

—No —murmura.

Cuando recorre la puerta principal me deja entrar y cierra, el pasillo es largo y hay una segunda puerta a unos metros más. Hace lo mismo que la anterior y veo el lugar que es pequeño y acogedor.

Puede resultar demasiado pequeño para vivir varias personas, pero para una persona luce fenomenal. Justo en la entrada de la puerta está la sala y al instante está la cocina con una barra con 3 bancos.

En la pared derecha hay unas escaleras de acero que cubren la cocina y solo alcanzo a ver la cama y un mueble y justo subiendo las escaleras se encuentra el baño.

—Jen-Jen —la voz de mi amigo llega a mis oídos cuando lo veo salir del baño.

Levanto una ceja y solo viste un pantalón de chándal color gris.

—¿Jen-Jen? —pregunto y me aguanto la risa— ¿Tengo cara de ser Jen-Jen?

—¿Dónde está Jennifer? —su voz cambia y me sorprende de inmediato que su tono ya no es tan dulce.

—Aquí estoy —grita la mujer de cabello negro que se encuentra en la cocina.

—¿Qué haces aquí? —se apresura a colocarse una playera blanca de manga corta y baja las escaleras.

—No quiero estar aquí —confieso.

Debería de estar con Helena. Es insoportable tener que aguantar varias horas sin ella, que ahora que estamos juntos no quiero separarme de su lado. Incluso la he casi obligado a pasarse a vivir a mi departamento, las primeras tres semanas estuve en su departamento porque el mío estaba lleno de reporteros, pero está semana que ha salido el anuncio de que ninguno va a dar declaraciones de nada empezaron a desistir.

—Entonces vete —chasqueo la lengua.

—No puedo, Helena viene en camino.

—No estás invitado.

El karma de Isaac (E.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora