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Esta historia está completamente dedicada a @technicolor69



un lindo panorama de fútbol, planeado con mucho entusiasmo y semanas de anticipación, terminó mal para mí. estaba en un hospital firmando mi alta médica, luego del diagnóstico de un desgarro en mi muslo izquierdo.

—firme al final de cada página y junto a estas, coloque la huella de su dedo pulgar derecho. cuando termine, puede irse a casa—asentí ante la petición de la joven secretaria que me ayudaba.

generalmente, cuando tenía alguna emergencia médica, mamá me acompañaba para darme un tranquilidad, ya que ¿quién no siente una pizca de nervios o miedo de ir a un hospital? siempre hay una posibilidad de que el problema de salud sea mucho más grave de lo que se cree y ese riesgo, me ponía los nervios de puntas.

mientras hacía lo que me ordenó la mujer, un guardia corrió tras de mí y salió a la noche con una silla de ruedas. una chica entró al área de administración de urgencias.

—hola—tartamudeó temblando levemente. su rostro estaba tenso, mostrando la preocupación que la aquejaba—. necesito ayuda—dejó escapar un sollozo, acompañado de una tímida lágrima, cubrió su rostro. se notaba desesperada y el guardia, dejó junto a ella un chico murmurando cosas en la silla de ruedas. ahí estaba la razón de su nivel de angustia.

—tranquila, ingresa los datos y podrá entrar el chico—la orienté para tranquilizarla. era joven, quizás de mi edad. estaba demasiado alarmada siguiendo las instrucciones de la secretaria que me había ayudado a mí. 

el guardia ingresó al chico a urgencias para, seguramente, dejarlo en una de las tantas salas, mientras la mujer de no más de 25 años, firmaba a una velocidad digna de un premio.

—¿que le sucedió?—la secretaria preguntó mientras tecleaba algo en la computadora.

—30 píldoras. se intoxicó con 30 píldoras—respondió la muchacha en un hilo de voz. acaricié su espalda como consuelo para darle tranquilidad, algo que necesitaba de todas maneras.

—¿nombre del paciente?

—michael clifford—contestó sorbiendo sus mocos. saqué del bolsillo trasero de mi pantalón, un paquete pequeños de pañuelos desechables, y se lo tendí. ella me dedicó una fugaz sonrisa entre lágrimas y lo recibió para usarlos, los necesitaría.

la secretaria buscó algo en la computadora.

—hoy debía venir al psiquiatra por el intento de suicidio de hace 6 semanas—hizo una mueca mirando a la chica. las preocupaciones que sufría, gracias al tal michael, al parecer, eran constantes.

y en ese momento hice memoria.

michael clifford, de último año...

colorcidio |muke clemmings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora