Papá

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—Discúlpenme, señores Kim

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—Discúlpenme, señores Kim. Necesito hablar con mi hijo a solas y espero entiendan la situación —habló Doyun haciendo una reverencia con Jungkook a su lado imitando a su padre y el señor Kim asintió.

—Comprendo, Doyun —porque él conocía a la perfección la historia de su amigo y su familia.

Pero Taehyung no. No sabía absolutamente nada y con una mueca triste miró a su novio, quien le pedía en silencio comprensión y se acercaba a dejarle un beso en la frente como despedida.

—Te lo contaré todo, pero primero debo hablar con él —le susurró acariciando su mejilla y Taehyung asintió.

Con un sentimiento de inquietud vio como padre e hijo se alejaban y subían al auto para luego marcharse de su hogar. Miró a su padre pidiéndole respuestas pero el señor Kim no hablaría, Jungkook se lo diría en su momento y Taehyung debía de respetarlo y esperar paciente.

Y al ver la mirada que su novio le dirigió antes de subirse al auto notó algo que jamás había visto en ellos.

Jeon Jungkook sentía miedo.

Desde que dejaron atrás la casa de los Kim ninguno de los dos habló en todo el camino

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Desde que dejaron atrás la casa de los Kim ninguno de los dos habló en todo el camino. El menor mantuvo la vista clavada hacia las calles evitando mirar al hombre que tenía al lado mientras éste parecía estar más nervioso que él.

El mayor agarraba con fuerza el volante y sin poder evitarlo su pierna izquierda temblaba ligeramente. Miró de reojo a su hijo y notó su mirada perdida en las calles que en ese momento pocas personas lo transitaban; pues eran aproximadamente las nueve y cincuenta de la noche. Si las calles estaban así, esperaba que el lugar donde planeaba llevarlo no estuviera lleno.

Jungkook desvió su mirada de la ventana y vio como su padre giraba hacia la derecha y todo a su alrededor se le hizo conocido. Conocía ese lugar, era el parque del lago Seokchon, un lugar que visitaban siempre con su familia cuando era pequeño. Doyun bajó del auto y Jungkook lo siguió; ambos caminando hacia las orillas del lago y observando el reflejo de la luna llena en el agua.

—¿Conoces este lugar, verdad? —comenzó Doyun y el menor asintió.— Aquí veníamos cada noche a admirar la noche estrellada cuando eras pequeño. Era tu momento favorito de todo el día

—Mamá nos preparaba mandu y lo ponía en un cesto para comerlos aquí —recordó con nostalgia esos momentos y cómo era de feliz y sonrió.

Doyun soltó un suspiro antes de dirigirse a su hijo.

—Jungkook... Hijo —intentó tocar el brazo del menor pero Jungkook se apartó ligeramente sin mirarlo a los ojos.—¿Cómo has estado? —preguntó en cambio, sintiendo el nudo en su garganta por el rechazo.

—Bien —respondió en un ligero tono—¿Cómo están Dalmi y mis hermanos?

Doyun apretó los labios, intentando forzar una sonrisa pero sus labios temblaban. Su hijo, su primer pequeño. Lo tenía frente a él; después de tantos años y aún así, hasta ahora, no parecía interesarle saber cómo ha estado su padre.

—Están bien... Tus hermanos quieren conocerte —y esta vez Jungkook lo miró, en sus ojos notándose la tristeza que sentía en ese momento al reencontrarse con su padre y sin ser capaz de abrazarlo o siquiera dejarlo acercarse a él.

—No puedo... —murmuró pero Doyun lo interrumpió.

—¿Por qué no? ¿Me odias, Jungkook? —el menor negó.—Entonces, ¿qué pasa?

—Tengo miedo —confesó con un nudo en la garganta— Tengo miedo de ver a la nueva familia que formaste, ver a quienes amas y proteges ahora. A quienes alguna vez odié —retuvo las lágrimas porque no quería mostrarse tan débil ante aquel hombre que fue su admiración de niño, quien una vez lo cargó en brazos, lo arrulló y lo cuidó.

Aquel hombre que se había ido.

—Yo nunca dejé de amarlos, hijo. Tú y tu mamá también son mi familia. Los amo y protejo con mi vida como también a tus hermanos y a Dalmi —dijo sin apartar la vista de sus ojos—. Mi amor por ustedes nunca se apagará porque forman parte de mi vida y no sabes cuánto agradezco tenerte como hijo. Yo siempre estaré para ti aunque tú no me quieras cerca, Bambi

Jungkook lloró y dejando de retener sus emociones abrazó a su papá con todo el amor del mundo, como había estado esperando hacer desde hace tanto tiempo. Ocultó sus ojos llenos de lágrimas sobre el hombro de su padre y Doyun correspondió el abrazo de igual manera y palmeó su espalda intentando consolarlo.

—Papá... —su hijo lo llamó por fin y Doyun sollozó, su corazón sintiéndose lleno después de tantos años.—Te quiero, papá. Perdóname por todo, por favor

—Perdóname tú a mí, Bambi —susurró, sintiendo como subía y bajaba la espalda de su hijo por el llanto.— Te quiero, hijo mío...

Payaso Kook [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora