The moon.

Capítulo 24: Luna.

Kylan's pov.

Respiro con profundidad antes de poder entrar a la casa manada, mi mente está saturada tratando de resolver todo lo que hay en ella, pero me es imposible.

Odio admitirlo, pero la visita que hizo mi madre me dejó completamente helado.

¿Cómo se atreve a aparecer después de tantos años? Y peor aún, solo para tratar de arruinar mi vida. Detesto la manera en la que habló, en la que se refirió a Maya sin siquiera conocerla un poco.

— ¡Hey, hola! — la voz de Charlie me saca de mis pensamientos, me giró y lo veo subiendo las pequeñas escaleras del pórtico.— ¿Que haces afuera? ¡Es hora de la cena!.

— Estaba por... entrar — respondo sin muchos ánimos a lo que Charlie me ve curioso.

— ¿Que pasa? — pregunta acercándose un poco más. — ¿discutiste con Maya?.

— No, no, todo bien con Maya — aclaro y después suspiro. — Mamá volvió, Charlie.

— ¿QUE? — grita el antes nombrado. — ¿cómo pasó?¿tu padre la aceptó de nuevo?¿Taylor la golpeo? Por que ella en definitiva la odia...

— Nadie la golpeo — aclaro divertido. — solo vino a decir que Maya no es buena para mi y que no va a permitir que nuestra manada vuelva a estar sin una luna.

Charlie alza ambas cejas impresionado, asiento ante su pregunta silenciosa y el niega con la cabeza.

— Se que es tu madre, y que fue luna de esta manada, pero solo hay algo que siento cuando escucho de ella: odio.

— Comparto el sentimiento — sigo estrechando su mano. Charlie ríe un poco. — hay que entrar ya.

Abro la puerta y entro a la casa dirigiéndome hacia el comedor, Charlie detrás de mi cierra la puerta y me alcanza segundos después, llegamos al comedor donde la mayoría de los lugares ya está ocupado, el mio esta a la cabeza y al lado derecho, donde debería estar Maya esta desocupado, frunzo el seño.

— ¿Dónde está Maya? — pregunto.

— Subió hace unos minutos a cambiarse la camiseta — responde Taylor quien le entrega su bebé a una chica de limpieza. — dijo que bajaba enseguida.

Asiento y me dirijo a mi lugar, tomo asiento y Charlie igual, minutos después Maya entra al comedor y apenas conectamos miradas me sonríe.

Una sonrisa y mi día mejoró automáticamente.

La pelirroja ocupa su lugar a mi lado, cuando pone su mano sobre la mesa de inmediato la cubro con la mía atrayendo su atención.

— ¿Que tal el profesor nuevo? — pregunto en voz baja.

— Muy preguntón — responde divertida. — pero parece buena persona, esta muy emocionado por empezar el lunes.

— Que bien — respondo asintiendo. —¿avisaste en casa que llegarías tarde?.

— No — responde. — pero no es problema, mis padres ni siquiera notan que no estoy.

Suspiro y asiento.

Ha sido algo difícil desde que Michael fue descubierto por el alguacil Silver, el padre de Maya está tan molesto que siquiera le dirige la palabra, su madre tampoco, se sienten traicionados y por supuesto que lo fueron, aún así aplicar la ley del hielo a su propia hija me parece bastante infantil.