56. Pandarinas & Quesitos

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No supieron en qué momento se quedaron dormidas, hasta que los primeros rayos de sol se hicieron presentes en la habitación...
Lourdes fue la primera en molestarse por ellos, cambio de parecer al ver a su hermosa chica durmiendo en su cama, sus alborotados mechones rubios brillando por los rayos de sol, sus pestañas largas, sus perfiladas cejas, su pequeña nariz, sus labios, no podía decidir que le gustaba más, la observó por unos minutos, hasta que una voz ronca la saco de su burbuja...






Deja de mirarme- pronunció la rubia algo somnolienta




Es que no puedo, me encantas- retruco la menor




Shhhh, sigamos durmiendo, un ratito más- termino de decir la mayor, sintió como su cuerpo nuevamente era acoplado al más pequeño, suspirando al sentir ese calorcito y respirando ese aroma tan único de Lu, amaba el aroma de su cuerpo, no había aroma o perfume que le gustará más... Ambas se rindieron nuevamente a Morfeo el señor de los sueños.




















La rubia abrió los ojos lentamente mientras se acostumbraba a la claridad de la habitación, sintió frío así que busco rápido los acolchados tapándose a ella y a su chica, se detuvo a observar el rostro angelical de su amada, era tan linda, su naricita, sus cachetes sonrojados, sus largas pestañas que escondían a los ojos esmeralda más lindos del universo, sus rosados y carnosos labios, podía morir por estos últimos, sin darse cuenta estaba dibujando imaginariamente una línea por ellos, se percató cuando su castaña habló...





Mmh déjame... no seas pesada- pronunció de golpe con una voz ronca que le despertó deseo





No le respondió... Pero... comenzó a dejarle besitos por toda su cara, deteniéndose en sus labios, le respiro cerquita de la nariz y sin importarle su aliento o el de Lourdes posó sus labios en los de la menor...





La más pequeña tardó en responder pero le correspondió el beso, iniciando una danza entre sus labios, gimió bajito al sentir las manos de la rubia posarse en su trasero mientras lo acariciaba y soltó otro gemido al sentir la lengua de la mayor perfilar sus labios, no dudo un segundo en darle acceso a su cavidad bucal... Ambas disfrutando del exquisito beso se percataron de que sus cuerpos tomaron vida propia, al sentir sus partes rozándose...
Mar se acomodó mejor entre las piernas de su hermosa princesa, ambas suspirando y deseando más fricción de la que ya tenían...





Estuvieron unos minutos más realizando ese exquisito movimiento de caderas antes de que la rubia se separará, había sentido a su castaña contenerse y podía sentir también como su abdomen se contraía...
No quería que acabará tan rápido, así que fue bajando lentamente mientras dejaba besos por todo su cuerpo, se posicionó como un francotirador y abrió más las hermosas piernas que tenía delante...





Lourdes suspiró de placer, aunque necesitaba más contacto con su rubia, le agarro la cabeza suplicándole aunque calló antes de hablar, la rubia escondió su rostro en toda su intimidad... Saboreando su dulce sabor... Lamió todos sus pliegues, su entrada y el brote duro de nervios, dándole más atención a este último...





La pequeña se encontraba casi  gritando de placer y apretando más la cabeza de su compañera contra su cuerpo... La volvía loca.. Nadie le había hecho sentir todas las sensaciones que Martina le causaba...
La rubia era muy buena en todo,  pero mucho más en la intimidad, la manera en que conocía su cuerpo era única...
La rubia se dedicó a chupar y morder suavemente toda la extensión de terminaciones nerviosas de su amada, jugueteando con su lengua provocado a la castaña...
Llegó a su entrada y metió su lengua rígida sin dudarlo, sacándole varios gemidos a la menor, se atrevió a ayudarse con 2 de sus dedos, la penetrando rítmicamente,  cuando sintió que Lu llegó a su clímax, aumentó la velocidad de sus penetraciones junto con sus lamidas...





Te encontré - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora