66. Y si hacemos un muñeco?

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El día que Lourdes esperaba con ansias había llegado.
Su padre le había prometido ir a la montaña para el cumpleaños de Mar, puesto que la rubia no conocía la nieve, le pareció un gesto tierno regalarle un viaje a Ushuaia, no estarían fuera de la Argentina y en pocas horas podrían volver a su respectivo colegio.


Sin embargo como era un fin de semana largo tendría unos días para disfrutar de su chica e intentar "arreglar" los últimos sucesos, si bien en la madrugada despertó a la rubia de una manera peculiar y aceptó tener un trío con la castaña, aún no había hablado con Mar y la idea le aterraba...


Una cosa fué dar el consentimiento y darse placer con las chicas y otra distinta es estar a solas con Martina, sabiendo que la chica está aún dolida y susceptible por todos los errores que cometió...






Su madre le había avisado que estaban demorados por estar comprando una torta y que estuvieran listas para subir al avión, afortunadamente no tendrían que hacer colas extensas en el aeropuerto, porque obviamente irían en la comodidad de su avión privado, era un gusto que su padre había adquirido, viajar cómodo, tranquilo y solo, bueno, con su familia.







Estaba algo nerviosa... Mordía las uñas de sus dedos mientras escuchaba que el agua dejaba de correr... La rubia en cualquier momento saldría de la ducha...




















El vapor junto con el agua caliente relajaban sus músculos...




Mentiría si dijera que estaba de mal humor, porque se encontraba espléndida, aún estaba algo atontada, Lourdes y Lucia le habían dado unos buenos días muy memorables...





Hubiera deseado que cada una llevará lápiz labial, de esa forma tendría un mapa visual de dónde posaron sus labios aquellas bellezas castañas... Aunque claramente su pequeña se encargó de hacerle saber que sus pechos eran la parte favorita de su cuerpo, puesto que se dedicó mayormente a adorar y complacer aquella zona que ahora estaba marcada con mordidas y chupones...





La muchacha de ojos grises tampoco se quedó atrás... Le había dejado varias marquitas rojas alrededor de sus muslos y su vientre...
Aunque si tuviera que ser selectiva
definitivamente elegiría su espalda, estaba marcada por largos rasguños que ambas preciosuras le hicieron en sus momentos culmines de placer...





Cerró el grifo y se envolvió rápidamente en el toallon, estaba ansiosa por saber a dónde la llevaría su suegro, al entrar en la habitación se llevó la sorpresa de que la pequeña aún no estaba vestida y peor aún, estaba completamente desplomada en su gran cama...





Sonrió inconscientemente al notar como se aferraba a su almohada, esa pendeja era totalmente perfecta y hermosa...
Se sentó con cuidado en el borde mientras acariciaba suavemente los finos mechones castaños, la pequeña suspiró en su ensoñación, Martina tuvo que contenerse para no abalanzarse sobre sus labios, la violentaba la cantidad de ternura que desprendía Lourdes por sus poros, se veía tan pacífica dormida... Pero debía despertarla o llegarían tarde.





Se acercó a su rostro y la acarició tiernamente con la punta de su nariz, la pequeña se movió molesta y fué el momento perfecto para enterrar sus dedos en los mechones húmedos, acarició su rostro y sus cabellos hasta que vió unos ojitos abrirse con dificultad...







Pepi nos tenemos que ir- le recordó mientras se acercaba aún más a su rostro, la pequeña notó cómo la rubia miraba sus labios con deseo, no tuvo mejor idea que morderse el labio inferior y al soltarlo los lamió para que estuvieran más apetecibles... Martina tuvo que respirar hondo para no morirse...








Te encontré - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora