Heechul ( Libro 6- serie 7 novios)

Capitulo 12

Heechul se estaba paseando por el salón. Los empleados de Siwon habían pasado la mayor parte de la mañana sacando sus archivos y sus escritorios y dejándolo todo tal y como lo habían encontrado. En ese momento estaban esperando para desmantelar el ascensor que había chirriado durante varios días, llevando un flujo constante de papeles, comida y ropa hasta la habitación de Siwon. El salón parecía extrañamente silencioso. El único indicio que quedaba de la frenética actividad que había tenido lugar en ese sitio durante los últimos días era el olor a ceniza fresca que salía de la chimenea.

Dentro, las niñas estaban terminando de almorzar. Heechul debería estar comiendo con ellas, pero no tenía hambre. De un momento a otro Beth anunciaría el final de la cuarentena y las dos semanas de encierro de Heechul llegarían a su fin. Pero el no estaba pensando en eso. Estaba pensando en Siwon Choi. Después de la discusión del día anterior, estaba seguro de que no quería volver a hablar con ese hombre. Pero tras lo que pasó por la noche, comenzó a dudar. Siwon no era un hombre fácil de entender. No era una persona amable con él mismo ni con los demás. No sabía mucho sobre mujeres o donceles. Con frecuencia hacía lo que no debía hacer, pero había algo en él que impedía que Heechul lo olvidara. El había tenido oportunidad de ver demasiadas muestras de su mal carácter y su falta de consideración; había oído hablar de la guerra más de lo que alguna vez había querido saber. Rogaba no tener que volver a oír la palabra yanqui en su vida. Siwon Choi tenía más puntos ciegos que una mula con un solo ojo y era igual de testarudo. Pero había algo muy distinto enterrado en su interior. Katty lo había visto enseguida. Heechul solo había podido vislumbrarlo. Hasta la noche anterior había pensado que se estaba engañando. Era muy fácil inventar excusas para un hombre con la apariencia de Siwon Choi.

Cada vez que Heechul lo recordaba vestido con esos pantalones cortos, algo se agitaba en lo profundo de su vientre. Era muy molesto pensar que el era tan susceptible a la atracción física, pero tenía que hacerle frente a la verdad. En lo que tenía que ver con Siwon Choi, era incapaz de razonar. Y además estaba empezando a imaginar cosas. Debía estar imaginando cosas, pues estaba convencido de que él lo había besado mientras dormía. La tensión de la cuarentena debía estar haciendo mella en sus capacidades, pues no podía pensar en algo más improbable. Se había sorprendido al ver que él había olvidado su trabajo durante suficiente tiempo como para darse cuenta de que el estaba teniendo una pesadilla. Quedó asombrado al encontrarse en brazos de Siwon, incluso después de que él le explicara que se debía a que el había estado a punto de caerse de la cama. En realidad, le sorprendió que no lo hubiese dejado caer. No, eso era injusto. Quizás el le resultara muy desagradable, pero Siwon poseía cierta galantería que lo hacía comportarse educadamente, incluso con un yanqui. Pero eso no lo haría besarlo. Aunque Heechul desearía que así fuera. Esa idea le hizo sentirse muy mal. No podía creer que ese hombre la atrajera hasta el punto de querer que le besara. El había soñado con él, pero eso era una reacción natural al hecho de encontrarse cerca de un hombre apuesto. Desear que lo besara..., eso era algo completamente distinto. En ese momento se abrió la puerta que llevaba al dormitorio y Heechul perdió el hilo de sus pensamientos.

—Son las doce en punto —dijo Beth—. La cuarentena acaba de terminar. 

Heechul no tuvo tiempo de sentir alivio o desilusión, pues las niñas pasaron corriendo a su lado como cachorros recién soltados. El les había dicho que podían pasar una hora divirtiéndose afuera y todas parecían decididas a no perder ni un minuto. Cuando las gemelas llegaron a la puerta, Heechul las agarró de los hombros y las apartó hacia un lado.

—¿No os vais a despedir de vuestro tío? —les preguntó.

—Podemos decirle adiós con la mano —dijo Rose.

—No me parece que eso sea suficiente —dijo Heechul—. Vosotras sois la razón de que él esté aquí. Y no es que hayáis pasado mucho tiempo con él.