𝟎𝟏𝟏

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Al día siguiente, todavía sumida en un torbellino de emociones y pensamientos confusos, decidí buscar a mi padre. Sabía que él estaría en su lugar habitual, la sala de pociones, rodeado de frascos y botellas, concentrado en sus mezclas y remedios. Él siempre tenía una forma de calmar mi mente con su sabiduría y sus palabras tranquilas.

Al entrar en la sala, el olor a hierbas y especias me envolvió, un aroma familiar que siempre asociaba con mi padre. Estaba sentado en su mesa de trabajo, sus manos moviéndose con destreza mientras mezclaba diferentes ingredientes. Al verme, levantó la vista y me dedicó una sonrisa cálida que me reconfortó al instante.

-¿Qué te trae por aquí, hija mía? -preguntó, dejando de lado su trabajo para prestarme toda su atención.

-Padre, necesito hablar contigo -respondí, soltando un suspiro profundo mientras me sentaba a su lado.

Le conté todo lo que había sucedido la noche anterior, desde la llegada de Nefertari en estado de angustia hasta mi intensa conversación con Moisés. Mi padre me escuchó con paciencia, asintiendo de vez en cuando mientras le relataba cada detalle.

-,Hija, déjame preguntarte algo importante -dijo finalmente, mirándome con seriedad-. ¿Tú también quieres a Moisés o simplemente lo rechazaste para no lastimar a tu hermana?

—Yo... no lo sé —admití con honestidad, sintiendo que mi corazón se apretaba con la confesión- Cuando lo vi por primera vez, sentí algo especial, pero después de pasar más tiempo con él, empecé a darme cuenta de que había algo más allá de la amistad. Pero ahora todo es muy confuso. Me siento traicionera por haberle ocultado mis sentimientos a Nefertari, y no puedo evitar sentirme culpable por haber roto el corazón de Moisés.

Mi padre me miró con comprensión, tomando mi mano con una suavidad que siempre me calmaba.

-Naliah, debes ser honesta contigo misma y con los demás -dijo con voz suave pero firme-. Si realmente quieres a Moisés, no debes dejar que los sentimientos de los demás te detengan. Pero si sientes que solo estás confundida, debes hablar con Moisés y explicarle tus sentimientos. La honestidad es la mejor solución, incluso cuando es difícil.

-¿Y qué hay de Nefertari? ¿Cómo se sentirá ella al saber que Moisés la rechazó por mí? -pregunté, mi voz temblando al pensar en el dolor que esto podría causarle.

-Naliah, tú y Nefertari son hermanas, y las más unidas que conozco. Tengan la certeza de que nada las puede separar -respondió, su confianza en nuestra relación inquebrantable-. Estoy seguro de que, al final, ella querrá lo que es mejor para ti.

-Gracias, padre. Siempre me das el mejor consejo -dije, sintiendo una oleada de gratitud hacia él.

Me incliné hacia adelante para abrazarlo, sintiendo la calidez y el amor que siempre emanaba de él. Sus palabras me tranquilizaron un poco, aunque todavía sentía un nudo de incertidumbre en mi pecho. Sabía que debía tomar una decisión, y que el consejo de mi padre sería fundamental para guiarme a través de este complicado enredo emocional. Él siempre había estado ahí para mí, y su sabiduría era una de las pocas cosas que me anclaban en momentos de confusión.

 Él siempre había estado ahí para mí, y su sabiduría era una de las pocas cosas que me anclaban en momentos de confusión

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𝑳𝑨𝑩𝒀𝑹𝑰𝑵𝑻𝑯-𝑴𝑶𝑰𝑺𝑬𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora