𝑳𝑨𝑩𝒀𝑹𝑰𝑵𝑻𝑯-𝑴𝑶𝑰𝑺𝑬𝑺

𝟎𝟏𝟑

TIEMPO ATRÁS...

El gran salón del trono estaba iluminado por la suave luz que se filtraba a través de las ventanas de alabastro. Los frescos en las paredes contaban historias de gloria y poder, y las columnas talladas en forma de papiros sostenían el techo dorado. El Rey Seti, sentado en su majestuoso trono, observaba a su hijo con una mezcla de orgullo y severidad.

-Ya hemos encontrado a una candidata a esposa real, Ramsés -anunció el Rey Seti, su voz resonando en el vasto salón como el trueno lejano de una tormenta.

Ramsés, de pie frente a su padre, levantó la vista. Sabía que esta conversación estaba destinada a llegar, pero no esperaba que fuera tan pronto.

-Padre, señor mío, ya le avisé que a quien quiero de esposa es a Nefertari y le pedí su bendición -respondió Ramsés con un tono firme pero respetuoso.

El Rey Seti asintió lentamente, como si estuviera considerando sus palabras con cuidado antes de responder.

-Lo sé, Ramsés, pero a quien tu madre y yo hemos elegido es un mejor partido que Nefertari. -explicó el Rey, su mirada fija en los ojos de su hijo, como si quisiera transmitirle la gravedad de su decisión.

Ramsés frunció el ceño, tratando de comprender las implicaciones de lo que su padre estaba diciendo.

-¿Y de quién se trata? -preguntó Ramsés, intentando mantener la calma mientras su mente trabajaba rápidamente para evaluar las posibilidades.

-Naliah -respondió el Rey Seti, su voz implacable como el río Nilo en su momento más fuerte.
-Ya hemos hablado con Paser y llegamos a un acuerdo. Ella salió del palacio a Neph a estudiar, y además de ser hija del sacerdote, tiene un don de sabiduría y mucha experiencia. Es una joven muy sabia que te ayudará mucho como esposa real.

Ramsés sintió una punzada de frustración ante la decisión de su padre, que parecía no tener en cuenta sus propios deseos.

-Pero yo amo a Nefertari y quiero casarme con ella -respondió Ramsés, su voz cargada de emoción.

El Rey Seti sacudió la cabeza con una mezcla de impaciencia y determinación.

-Ya decidí. Tú te vas a casar con Naliah -sentenció el Rey, su tono dejando claro que no había espacio para la discusión.

Ramsés apretó los puños, luchando por mantener la compostura frente a la presión de su padre.

-No quiero casarme con ella -insistió Ramsés, su mirada fija en la de su padre, desafiándolo a entender.

La Reina Tuya, que había permanecido en silencio hasta entonces, levantó la vista desde su lugar junto al Rey.

-Ramsés, por favor, no contradigas a tu padre. Él es el rey y solo quiere lo mejor para ti -advirtió la Reina, su voz suave pero firme, tratando de mediar entre el padre y el hijo.

Ramsés sintió cómo la frustración crecía dentro de él, una emoción hirviente que amenazaba con desbordarse.

-¿Será posible que no me entiendan? ¿Nunca se han enamorado en la vida? -expresó Ramsés, su voz cargada de frustración y un anhelo que no podía ocultar.