𝟎𝟐𝟑

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El palacio zumbaba con los preparativos y expectativas de la boda real. Mi compromiso con Ramsés había sido anunciado ante todo Egipto, y el fulgor del futuro título de princesa y futura esposa real debería haberme llenado de alegría. Sin embargo, mi corazón estaba dividido en mil pedazos.

Mis sueños de casarme con el hombre que amaba, de vivir un amor verdadero y libre junto a Moisés, parecían evaporarse en el aire como ilusiones que jamás podrían hacerse realidad. La realidad pesaba sobre mí como un yugo, recordándome mi deber hacia mis tierras y hacia mi familia.

El harem, donde solía encontrar refugio en conversaciones y risas con Karoma, estaba repleto de damas ocupadas en sus tareas. Mi madre, Yunet, se aproximó a mí con una sonrisa, pero sus ojos astutos no pasaron por alto mi desasosiego.

-¿Por qué tienes esa mirada, querida? En pocos días te convertirás en la princesa heredera. No me digas que es por ese hebreo,-sus palabras eran cargadas de una mezcla de curiosidad y desdén.

-Mamá, por favor, estoy bien. Solo déjame. - murmuré, intentando ocultar mis sentimientos bajo una capa de indiferencia.

Un alboroto repentino se apoderó del harem, y giré hacia el origen del tumulto para ver a Ramsés entrando en la estancia. Su presencia siempre imponía una sensación de respeto y admiración entre las damas.

-Yunet, un placer verte.-saludó Ramsés a mi madre con una sonrisa amable.

-Igualmente, príncipe.-respondió ella con una inclinación.

Mis ojos encontraron los de Ramsés mientras pronunciaba mi nombre. Su mirada era una mezcla de formalidad y algo más, una especie de empatía que no esperaba encontrar en ese momento.

-Naliah, ¿me acompañarías?-su voz fue suave, pero sus ojos parecían buscar algo más en mi rostro.

Asentí, sintiendo una extraña mezcla de nervios y expectación. Salí junto a él del harem y nos dirigimos hacia los jardines reales, caminábamos juntos donde los aromas de las flores traídas desde los rincones más lejanos del mundo llenaban el aire.

Ramsés rompió el silencio con una mirada apreciativa.

-Naliah, has sido valiente y comprensiva en este asunto. Quiero que sepas que no tomaré tu sacrificio a la ligera. Haré lo posible por hacer que nuestro matrimonio sea lo menos doloroso para ti.

Miré a mis pies, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

-Agradezco tu consideración, Ramsés. Reconozco que esto es un compromiso que va más allá de nuestras decisiones personales. Sin embargo, también creo que podemos encontrar un entendimiento mutuo.

-Recuerdo cuando después de varios años te volví a ver en la biblioteca de pergaminos en Noph.-dijo Ramsés, su voz suave y llena de recuerdos.

Alzando la vista, encontré sus ojos y una sonrisa nostálgica apareció en mi rostro. El reencuentro en esa biblioteca había sido un momento que atesoraba en mi corazón.

- ¿Todavía lo recuerdas?-pregunté, mis ojos brillando con complicidad.

-Claro que sí, fue una de las épocas más lindas de mi vida, reencontrarme con mi mejor amiga de la infancia.-respondió Ramsés con una sonrisa sincera.El calor de sus palabras inundó mi corazón y una risa suave escapó de mis labios. Habíamos compartido momentos felices y memorias que el tiempo no podría borrar.

-Lo que recuerdo claramente eran las cartas que me mandabas cuando no podías ir a visitarme a Noph, eran muy cursis.-bromeé, recordando esas cartas llenas de emotivos mensajes.

-¿Qué puedo decir? Tengo mis encantos.-respondió Ramsés con una risa, sus ojos brillando con picardía.

-Éramos jóvenes, despreocupados,sin responsabilidades,-iba a continuar pero un susurro de Ramsés me detuvo.

𝑳𝑨𝑩𝒀𝑹𝑰𝑵𝑻𝑯-𝑴𝑶𝑰𝑺𝑬𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora