Mientras el sol de la mañana empezaba a calentar el aire, me acerqué a Karoma con una inquietud en el pecho.
-Buenos días, Karoma. No he visto a Nefertari desde ayer. ¿Está bien? -pregunté con preocupación, deteniéndome frente a ella.
Karoma levantó la vista de su tarea y me miró con una expresión seria.
-Señora, ella se encuentra bien, pero ha ocurrido algo -respondió con un tono cauteloso.
Me incliné hacia ella, la curiosidad en aumento.
-¿Qué sucedió?
Karoma respiró hondo antes de hablar.
-La señora ha aceptado casarse con el Príncipe Ramsés.
-¿Qué? Pero ella ama a Moisés -exclamé, sintiendo la sorpresa apoderarse de mí, como un golpe inesperado.
Karoma asintió lentamente, sus ojos llenos de pesar.
-Al parecer, el Príncipe Moisés la ha rechazado una vez más, por lo que ella ha decidido aceptar la propuesta de matrimonio del Príncipe Ramsés.
Me llevé una mano al corazón, tratando de comprender lo que acababa de oír.
-Lo que ha hecho está mal. No pensó antes de tomar una decisión. Necesito hablar con ella.
-En este momento, Mi señora se encuentra paseando por los jardines -informó Karoma, señalando hacia el sendero que conducía al corazón del exuberante jardín de la reina Tuya.
Sin perder tiempo, me dirigí hacia allí, el sonido de mis sandalias resonando suavemente en el suelo de piedra. Pronto divisé a Nefertari, de pie entre las coloridas flores, su figura envuelta en un halo de melancolía.
-Hermana, pensé que te encontraría jugando al sennet -comenté al acercarme, buscando aliviar la tensión que sentía en el aire.
Nefertari giró su rostro hacia mí, y pude ver la tristeza reflejada en sus ojos.
-Supongo que Karoma ya te ha contado lo sucedido -respondió con un susurro, su voz apenas audible sobre el canto de los pájaros.
-Nefertari, por favor, piénsalo. Tú no amas a Ramsés -imploré, con la esperanza de que reconsiderara su decisión.
Nefertari suspiró, bajando la mirada hacia las flores que tocaban sus pies.
-¿Acaso eso importa? Creo que mamá tiene razón, siempre lo ha tenido -murmuró, con resignación en su voz.
Di un paso adelante, intentando que mis palabras la alcanzaran.
-¿De qué sirve ser la Reina de Egipto si vas a estar atrapada en un matrimonio infeliz con un hombre que no amas? -expresé con frustración, buscando despertar en ella una chispa de duda.
Nefertari sacudió la cabeza, luchando contra las lágrimas que amenazaban con brotar.
-Moisés me ha rechazado una vez más. Fui tan ilusa al acercarme de nuevo. Él me confesó que estaba enamorado de otra mujer -añadió con voz entrecortada.
Mis palabras se atascaban en mi garganta al escuchar su confesión, y un torbellino de emociones me invadió al darme cuenta de que esa mujer era yo. Me sentí horrible al comprender que la infelicidad de mi hermana era en parte culpa mía.
-Yo... no sé qué decir -balbuceé, abrumada por el dolor que veía en su rostro.
Nefertari levantó el mentón, su voz firme al declarar:
-Exacto, ya he tomado mi decisión, Naliah. No hay vuelta atrás.
De repente, Karoma interrumpió, su voz llena de preocupación.
-Señora -llamó, su expresión aún más seria que antes.
Nefertari se tensó al escucharla.
-¿Qué sucede, Karoma?
Karoma tragó saliva, su nerviosismo palpable.
-Ha ocurrido algo terrible.
-Habla de una vez, ¡por Isis! -exclamó Nefertari, su ansiedad incrementando.
Karoma bajó la mirada, como si sus palabras fueran un peso que deseaba no llevar.
-Los príncipes han peleado, y Ramsés está herido -informó, su voz temblorosa.
El impacto de sus palabras me dejó paralizada.
-¿Pelearon? ¿Y Moisés? -pregunté, la angustia aflorando en mí.
-Escuché a el principe Ramsés llamándolo traidor -añadió Karoma, reflejando la tensión del momento en sus ojos.
Nefertari llevó una mano a su boca, el pánico apoderándose de ella.
-¡Oh, por los dioses! Será por mi culpa -susurró, su voz quebrada por la culpa y el remordimiento.
En ese instante, vimos a Yunet apresurarse hacia nosotras, su rostro una máscara de desaprobación.
-¿Ya lo ves, hija? Por eso te dije que te alejaras de ese hebreo maldito -reprochó Yunet a Nefertari, su desprecio evidente.
-Madre, ¡basta! Moisés nunca lastimaría a Ramsés. Ellos son los mejores amigos, debe haber sido un accidente -respondí con determinación, defendiendo la integridad de Moisés y rechazando las acusaciones infundadas.
-Amigos hasta que ese inmundo se enteró de que Nefertari eligió a Ramsés en lugar de él -espetó Yunet con veneno en sus palabras.
-No hables así de Moisés -intervino Nefertari, su voz firme al defenderlo.
Yunet la miró con incredulidad.
-¿Y todavía lo defiendes? -inquirió, desafiándola con su mirada.
Ignorando a su madre, Nefertari se volvió hacia Karoma.
-Karoma, ¿cómo está Ramsés? ¿Sabes si su estado es grave? -preguntó, su preocupación centrada en el príncipe herido.
Karoma negó con la cabeza, su expresión apesadumbrada.
-No lo sé, señora. Está en la habitación del Rey y su padre lo está atendiendo -respondió.
Nefertari apretó las manos, el miedo en sus ojos evidente.
-¡Qué horror! Si algo le sucede grave a Ramsés, ¿qué le harán a Moisés? -exclamó, temiendo por las consecuencias.
Yunet levantó la barbilla, su tono lleno de rencor.
-El hebreo recibirá lo que siempre se mereció. Lo importante ahora es pedirle a los dioses que el príncipe heredero sobreviva +afirmó con desdén.
Di un paso al frente, intentando calmar a Nefertari.
-No te preocupes, Nefertari. Esperemos que todo salga bien, que Ramsés se recupere y que esta situación se aclare. No debemos pensar en lo peor -dije, haciendo caso omiso de las palabras de mi madre y tratando de infundir esperanza en mi hermana.
ESTÁS LEYENDO
𝑳𝑨𝑩𝒀𝑹𝑰𝑵𝑻𝑯-𝑴𝑶𝑰𝑺𝑬𝑺
Fanfic𝘕𝘢lia𝘩 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘳 𝘱𝘰𝘳 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘢𝘴 𝘥𝘪𝘧𝘪𝘤𝘶𝘭𝘵𝘢𝘥𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘢𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭 𝘴𝘦 𝘥𝘢 𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘧𝘶𝘦 𝘱𝘰𝘳 𝘶𝘯 𝘱𝘳𝘰𝘱ó𝘴𝘪𝘵𝘰. ╰────── ───✧──────────╮ -𝘍𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤𝘵 𝘪𝘯...