Cuatro días después de la noche de navidad, Jimin y Yoongi decidieron iniciar su primera experiencia de campamento, si es que podría llamarse de ese modo. Aunque odiaba madrugar en sus vacaciones, ese día la emoción lo había atrapado haciéndolo despertar antes de tiempo. Tras despedirse de Jungkook, quien estaba realmente feliz de que su amigo tuviera este tipo de experiencias en el campo, emprendieron viaje a primera hora del amanecer en una de las camionetas que el viejo Gyu le había dado a su nieto especialmente para este tipo de viajes. De un color blanco como la nieve que a pesar de estar brillante, terminaría sin dudar completamente salpicado en la tierra. Gruesas ruedas mantenían el vehículo en lo alto, imponente contra todo lo que se avecinara. En la zona trasera de carga iba el kit de campamento, los elementos para armar la carpa y bolsas de dormir. En los asientos de cuero doble estaban las mochilas de aventura que utilizarían para movilizarse junto a algunas cajas de herramientas de Yoongi.
Y no menos importante, Shilby estaba allí, durmiendo plácidamente entre todas esas cargas. Al saber que originariamente era un perro callejero, Jimin esperó que no se llevara tan bien con los desconocidos. Sin embargo, sucedió todo lo contrario. Shilby lo adoró desde el primer momento que lo vio, saltando sobre su pecho y exigiendo caricias en su lomo. Lo cierto es que Yoongi se había puesto un poco celoso. A su dueño sólo lo utilizaba con mimos de por medio para pedirle un paseo o una nueva galleta perruna.
Tras media hora de viaje, tomaron la ruta y el ambiente inicial del barrio se había aminorado. A Jimin le hubiese encantado traer a su KIA K5 consigo, pero Yoongi bien le había advertido que su bebé de ciudad no podría soportar llenarse de tierra en un terreno como este. Ciertamente a medida que avanzaban, el campo se volvía más abierto y el suelo terroso. Al horizonte, el cielo flameaba con su llama naranja, escindiéndose en un pálido rosado vacío de nubes y con recesos de estrellas. Sin siquiera un árbol circundando se volvía inmenso y las primeras aves volaban en el viento como minúsculas manchas en el infinito.
Todo lo que se respiraba era paz y el frío rocío. Junto al sonido de las ruedas al pisar algunos pozos del asfalto, los pequeños saltos que la carga trasera hacía y los ronquidos suaves del canino. De fondo, viajaban con la radio encendida transmitiendo las canciones de rock viejo que Yoongi amaba, aunque en un volumen bajo para que Shilby pudiera descansar. Jimin temía que si cerraba sus ojos, todo esto desapareciera cuando los volviera a abrir.
Al menos agradecía que esta camioneta no tuviera el techo descapotable, porque el frío era demoledor.
—¿Está todo en orden, Jimin-ah? ¿Te sientes cómodo? —Yoongi alzó su voz suavemente, mirándolo de reojo.
Jimin tiritaba con un gorro de lana gris que era del mayor y escondido bajo una amplia bufanda. Casi no se le veía el rostro más que sus pequeños ojitos sin maquillar, apenas abiertos hace algunas horas atrás.
—Hace mucho frío, pero me siento bien —asintió, volteando a verlo—. ¿Y tú, hyung? ¿No se te congelan las manos al manejar?
Jimin buscó las manos de Yoongi que estaban desnudas sobre el volante. Lucían ligeramente rosadas por las bajas temperaturas y apretaban con fuerza el manubrio. El contacto con su propia piel le envió un escalofrío. Yoongi estaba helado como la nieve.
—Puedo soportarlo —aseguró, sabiendo lo que él estaba a punto de decirle.
—Te congelarás, Yoongi —reclamó pese a sus palabras—. Ten, toma mis guantes. De verdad no puedo creer que no hayas traído un par de guantes, hyung. ¡Es invierno! ¡Se supone que tienes experiencia en esto de los campamentos! —regañó, quitándose los guantes que llevaba.
El pálido sujetó la fina muñeca con su mano libre, interrumpiéndolo.
—No tienes que hacerlo. Porque tengo experiencia, dije que puedo soportarlo. Abrígate tú, eres el más probable a pescar un resfriado —continuó, su voz ronca por el recién despertar.
ESTÁS LEYENDO
𝗘𝗹 𝗺𝗲𝗰𝗮𝗻𝗶𝗰𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝗿𝗿𝗲𝗴𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗿𝗮𝘇𝗼𝗻𝗲𝘀 (𝗬.𝗠)
FanfictionLuego de una serie de desafortunados eventos, e inmerso en un pueblo que ya no conoce, Park Jimin se ve obligado a ir al taller del viejo Gyu a arreglar su citadino coche. Una herramienta que se cae al suelo y entonces levanta la vista. El taller pa...