Por el resto de la velada, las bromas y risas se hicieron presentes entibiando esa noche tan fría de mediados de diciembre. El árbol de navidad brillaba sobre sus rostros con sus luces cambiantes y las brasas de la chimenea llenaban el ambiente con el relajante sonido de la leña quemándose. Habían jugado a las cartas luego de la cena y bebido mucha cerveza. Jimin supo que los juegos de mesa era algo muy habitual por estos lares y lo encontró bastante divertido.
En un momento de la noche, Tae salió a tomar aire para recuperarse del alcohol, puesto que su cuerpo no lo toleraba tan bien. Naturalmente, Jungkook fue por él y estuvo ayudándolo a hidratarse con agua fresca por varios minutos en los que Jimin se encargó de mimar a la gatita del hogar, ignorando al pálido. Para cuando volvieron a la sala, Tae parecía completamente recuperado.
—¡Tengo una idea, tengo una idea! —comenzó a exclamar, moviendo su cuerpo en un baile raro, a la par que obligaba a Jungkook a saltar con él.
Taehyung se lanzó en el sillón casi rodando, llevándose una mala mirada del mecánico que estaba ahí pelando una mandarina del árbol tranquilamente. Lo hacía con suma concentración, sus dedos eran finos y nada le impedía realizar su tarea al detalle, quitando incluso el albedo blanco de los gajos dulces.
—¿Qué idea loca tienes ahora? —bostezó Jimin, sentado en el suelo entre las piernas abiertas de Yoongi.
El reloj marcaba la una en punto de la madrugada y Jungkook también tenía sueño, pero hacía su mayor esfuerzo para seguirle el ritmo al castaño.
—Jungkookie, ¿quieres decirles tú?
—No, hazlo tú —ofreció.
Taehyung aclaró su garganta y enderezó su postura. A continuación, su voz salió con seriedad.
—¿Saben lo que es la Ouija?
—¿De qué hablas? Claro que sí —afirmó el rubio.
No le gustaba el rumbo que estaba tomando esto y menos la expresión divertida en el rostro de su mejor amigo.
—¡Pues juguemos! Jungkookie, trae el tablero —animó Tae, dando golpecitos en su espalda.
El de cabellos cereza asintió y salió corriendo escaleras arriba. Jimin juró sentir un escalofrío y sólo por instinto se subió en el sillón, apegándose a Yoongi.
—¿T-Tablero? ¿Tenemos esa cosa aquí en la casa? —sintió que la presión empezaba a bajarle.
—Y no sólo eso, también hemos jugado varias veces —asintió Tae con su cabeza.
—¿¡Me estás diciendo que duermo en el mismo lugar donde invocaron espíritus!?
El castaño se encogió de hombros, como si eso no fuera la gran cosa. Mientras tanto, Jimin sintió el brazo de Yoongi rodearlo protectoramente por los hombros.
—No seas tonto, Jimin-ah. Ese es un juego de niños que sólo funciona por sugestión. Lo único divertido es asustar al más miedoso del grupo, que en este caso, claramente eres tú —se mofó.
El citadino lo miró mal y le dio un codazo en las costillas. Intentó zafarse del agarre, pero terminó cediendo con frustración cuando vio que el mayor no tenía intenciones de dejarlo ir y volvía a atraparlo antes de que pudiera escaparse.
—¿No quieres que te proteja de los espíritus, Jimin-ah? Te apuesto que vendrás corriendo a mis brazos cuando el tablero empiece a moverse —se carcajeó en lo bajo.
Definitivamente los chistes de Yoongi sólo le hacían gracia a Yoongi mismo.
—Sé que estas cosas no son reales, no me tome por tonto. En mi experiencia, los que más se hacen los superados, son los más miedosos ante la primera cosa que pasa —Jimin corrió su flequillo con sus dedos con elegancia.
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𝗘𝗹 𝗺𝗲𝗰𝗮𝗻𝗶𝗰𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝗿𝗿𝗲𝗴𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗿𝗮𝘇𝗼𝗻𝗲𝘀 (𝗬.𝗠)
FanficLuego de una serie de desafortunados eventos, e inmerso en un pueblo que ya no conoce, Park Jimin se ve obligado a ir al taller del viejo Gyu a arreglar su citadino coche. Una herramienta que se cae al suelo y entonces levanta la vista. El taller pa...