18- Claire - ...vuelvo a encontrarte

170 30 14
                                    

...vuelvo a encontrarte

Íbamos bajando las escaleras del edificio B, por fin era el último día de la semana y yo añoraba tanto que ese día llegara, pero, al mismo tiempo, era lo que menos quería, y todo porque mañana Gideon llegará a tomarse medidas para el traje.

No es que Gideon me diera mala espina, más bien la primera impresión que tuve hacia él fue buena. Muy positiva, en verdad. Pero, lo único malo, es que me recordaba tanto a su hermano menor.

Si había tardado tanto en poder olvidarme de Dylan, ahora con Gideon de frente y quizás por varios días seguidos al lado iba a ser muy difícil todo.

—¡Ese aroma de un viernes! —May respiró hondo.

—De ir al trabajo —le respondió Theo.

—Irás tú, porque yo renuncio —nos reímos de ella.

La universidad era uno de mis lugares favoritos de acá de Londres. Y no porque me tocaba estudiar, estudio porque quiero cumplir mi sueño, sí, pero aquí me gusta estar porque me la paso bien con mis amigos. Y eso que no tengo cientos de ellos, solo tengo pocos. Pero eso no lo hace malo, la verdad es que entre menos amigos tengas más leales son todos y el ambiente es mejor.

—Es el cumpleaños de Jesse, así que tenemos que ir a arreglar la parte trasera del restaurante para que no sospeche nada —habló May de nuevo.

—¡Es cierto! —Theo se recordó de eso y sonrió animado —. Tiene que quedar todo calidad para ese chamaco.

—Exacto, ¿si irás con nosotros, verdad? —me preguntó May.

—Oh, claro, ya había pedido permiso —le aseguré.

—Eres un sol —me abrazó emocionada —. Bien, vamos, vamos.

Había hablado con mi papá hoy antes de venirme para la universidad. Y es gracioso, ya que se supone que soy lo suficientemente mayor ya como para andar pidiendo permiso para salir, pero, no estoy acostumbrada del todo, siempre tengo que decirle a mi papá o a Francely, e incluso a Kyrre, de lo que voy a hacer, adónde voy a ir y con quiénes. En ese aspecto sí que no me gusta mentir ya. Ya no más mentiras.

Cuando llegamos y entramos al restaurante vimos que Jesse andaba de arriba para abajo, lo extraño fue que no sabíamos por qué actuaba de esa manera, cuando el restaurante tenía, a lo mucho, quizás cuatro personas.

—¡Bonsoir! —le dijo May riendo y lo besó —. Y feliz cumpleaños, mi amor.

—Gracias, amor —la abrazó —. Y también gracias a todo que viniste, se supone que vendrá a pagar la pareja que se comprometió el otro día. Y ya estaba asustado y estresado en no saber qué les iba a decir, si tú no estabas aquí.

—Qué lindo, ¿pidieron matrimonio aquí? —sonreí animada.

—Ufff, sí. Fue demasiado emotivo, pero gracioso al mismo tiempo, ya que todos los de la mesa habían quedado en shock —me dijo Theo.

—¡Magnifique! Sí hice un negocio —celebró May aplaudiendo —. No te preocupes, muffin, todo queda en mis manos.

Muffin —Theo sacó su lengua en sentido de desagrado —. ¿No había otro apodo peor?

—Ya te... —le dijo May.

—¿Ya te? —Theo arrugó el ceño.

—Ya te preguntaba —se rio a carcajadas, y por ende, nosotros igual.

—Cero chistoso eso.

—Deja te meterte y ponte a trabajar —le ordenó May.

—Vaya —me reí —, sí que la das para ser jefa —le aseguré y recordé que Reign me había dicho que le dará el restaurante de regalo.

Me quedo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora